Con grillos y cadena. 1º parte

«Si es delincuente que muera presto». Grabado de Goya

En anteriores entradas hemos contado como Arbeteta se convirtio en villa en 1672, esto significaba que la justicia en primer grado la regentaban los alcaldes y que podían tener rollo jurisdiccional . Uno de los símbolos de la justicia empleada por ellos eran los grillos y la cadena. Y sobre ellos trataremos en este capítulo.

Rollo jurisdiccional . Caracena. Soria

Cuando vemos los grabados Francisco de Goya en donde representan presos encadenados, nos parecen en principio un poco exagerados, pero cuando el lector termine de leer este post, se dará cuenta de lo realista que era Goya.

. Prisionero encadenado .Grabado de Goya
Cárcel de Arbeteta

Al vecino de Arbeteta que cometía delitos más graves le esperaba la cárcel del Corregidor de Cuenca, o de la Inquisición de Cuenca si eran delitos contra la fe. Si, por el contrario, eran pequeñas faltas o delitos, le esperaba la Real Cárcel de Arbeteta.

En los bajos del edificio del antiguo Ayuntamiento de Arbeteta había un auténtico calabozo, sin higiene ni comodidad alguna, donde la vida del preso transcurría en su atormentada existencia, daba igual cual hubiera sido su delito, el alcalde de turno decidía. La alimentación del preso corría a cargo de su familia. Su detención suponía el abandono de su casa y de las labores del campo; y si duraba mucho la detención, la ruina de su casa.

Grillo

Pero ¿qué eran los grillos? El diccionario nos dice que es un “género de prisión con el que se aseguran los reos; y consiste en dos arcos de hierro en que se meten las piernas, por cuyas extremidades se pasa una barreta, que por una parte tiene una cabezuela, y en la opuesta un ojal, que se cierra remachando en él una cuña de hierro”.

Hemos visto como había pueblos que no tenían cárcel, lo vimos en el caso de Prádena del Rincón, con Carlos Torres, pero tenían cepo, que no era mejor que los grillos y la cadena.

Los grillos se aplicaban, no según el riesgo de fuga, si no según el grado de rencor con que era visto el acusado por el alcalde: podía ser por unos reales, arrobas o fanegas de deuda, unas palabras contra la autoridad, o una falta de orden público.

A algunos reos los grillos les causaban terribles llagas, como veremos; y que en esa época eran poco menos que incurables, dándose el caso de que algún reo terminó por ello en el cementerio.

Hemos oído en Arbeteta el dicho de “cazar grillos”, como sinónimo de perder el tiempo. Pues bien, no se refiere al grillo animal, sino a cazar los grillos de hierro, es decir, caer en la cárcel.

Para ilustrar lo que hemos dicho, contaremos tres historias de sucesos acaecidos en Arbeteta a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Hemos de decir que alcaldes y reos son, con toda seguridad, antepasados nuestros. Antonio Alonso Alonso es antepasado de mis cuatro abuelos, naturales de Arbeteta.

La primera historia ocurre en Arbeteta, en 1782, con uno de nuestros protagonistas » Antonio Toribio Cuesta» natural de la Villa, hijo de Antonio Cuesta, de Peralveche, y de Ángela Cobeta, de Arbeteta. Estaba casado con María Santullán, natural de Escamilla, hija de Juan de Santullán, de Priego, y de Micaela Ramírez, natural de Escamilla. En 1780 tienen un hijo llamado Luis Ramón.

El otro protagonista es Antonio Alonso, natural de Arbeteta. Este año de 1782 había sido elegido Alcalde Ordinario de Arbeteta. Era hijo de Antonio Alonso Toledano y de Josefa Alonso. Vivía en “una casa en esta población, que es la que habito, que linda al saliente con Josefa Alonso, al mediodía con la calle Real que va a la Iglesia; y al poniente, otra calle que va a la Cuesta de la Arena”.

Casa de Antonio Alonso , antigua casa de la tía Quila

Antonio Toribio Cuesta fue nombrado por el Ayuntamiento de Valtablado del Río para el reconocimiento y valoración de los daños que se habían ocasionado en los montes de Valtablado por un exceso en la corta de pinos . Estos daños fueron la causa de la denuncia contra Antonio Alonso . En esta Causa Antonio Toribio hizo su declaración “con la cual quedó sumamente desazonado y desabrido dicho Alonso, prorrumpiendo contra él amenazas y expresiones de que se acordaría (y vaya si se acordó) y se lo pagaría…”.

Y en efecto, la venganza no tardo en llegar , sin otro motivo que el haber proferido algunas palabras, Antonio Toribioen ocasión que se hallaba privado de razón por el vino que bebió sin tomar alimento alguno”, el Alcalde Antonio Alonso le formó Causa de Oficio a él y a sus padres, con embargo de sus bienes; le condujo preso a la cárcel, acusándole de haber proferido palabras ofensivas a otros vecinos. A Antonio Toribio lo trasladó a la cárcel de Cuenca con grandes medidas de seguridad, como si fuese criminal, y en Cuenca permaneció.

Todo ello ocasionaba a la familia gran escándalo y gravísimos perjuicios por el embargo de sus bienes, no pudiendo trabajar porque eran pobres labradores. El Alcalde Antonio Alonso condujo presa también a Ángela Cobeta, madre de Antonio Toribio, a la Real Cárcel de Arbeteta, con gran escasez de ropa y un par de grillos en los pies, donde permanecerá más de dos meses.

Cárcel de Arbeteta

El Alcalde Antonio Alonso no se conformó con vengarse de Antonio Toribio , sino que la venganza trascendió a los hermanos, poniendo presa con grillos en la cárcel de Arbeteta a María Cruz Cuesta, con embargo de bienes y los de su marido. María Cruz se encontraba con grandes llagas ocasionadas por los grillos.

Estos hechos arruinaban a las familias, por lo que Ángela Cobeta, Simón Canales, María Cruz Cuesta y consortes, se dirigen con un Poder que dan, al Corregidor de Cuenca, para que intervenga en estas injusticias, y le solicitan, el 12 de agosto de 1782, que les sea levantado el embargo de bienes y les sea concedida la libertad. No sabemos el resultado de la solicitud, queremos creer que llegó a buen fin.

La segunda historia ocurre en Arbeteta, en 1795. Su protagonista es Rafael López. En este caso el Alcalde Ordinario es Julián García Asenjo. El Domingo del Sacramento (el siguiente al Corpus), se presenta en casa de dicho Alcalde, un vecino de Castilforte, que le dice que el vecino de Arbeteta, Rafael López, le debe 43 reales[1], y no se los paga.

El Alcalde manda llamar a Rafael para que acuda a su casa, y ya en ella, le insta a que pague la citada deuda. A ello Rafael le responde, que no puede pagar “por lo calamitoso del año”, pero que le pagaría tan pronto como pudiese.

Sin otro motivo, el Alcalde mandó a Rafael que se fuese para la cárcel pública de Arbeteta, donde quedaría preso, enviando dicho Alcalde recado con su criada al alguacil, para que le pusiese un par de grillos y la cadena, lo que hizo el alguacil con toda diligencia, en cuanto Rafael se presentó en la cárcel.

Grabado de un preso.

En la prisión estuvo tres días, sin que bastase el que María Alonso, nuera de Rafael, fuera a suplicarle al Alcalde, ofreciendo ser su fiadora de la deuda, o que daría una prenda equivalente a la deuda. El corazón del Alcalde no se ablandó.

Romana con la Peña de la Puerta al fondo.

Habiendo observado la mujer del alguacil el estrago, que con la opresión y el mucho peso de los grillos le causaban a Rafael en las piernas, se lo comunicó al Alcalde, que al cabo de tres días mandó quitarle los grillos y cadena, pero que permaneciese preso en la cárcel. Ahí estuvo días, hasta que le llevaron al Alcalde una pequeña romana y un calentador, en pago de la deuda, con lo que salió de la cárcel y se fue a su casa. Pero, con el daño que le ocasionaron los grillos “se le inflamaron las piernas y ha sido necesario sangrarle y aplicarle varios medicamentos, habiendo estado postrado en cama sin ningún movimiento (…)  hallándose actualmente imposibilitado de hacer los ministerios de su ejercicio de labrador”. Para irse a su casa fue preciso que un hijo suyo lo llevase a cuestas.

Calentador de cama

Estos padecimientos de Rafael causaron gran lástima en Arbeteta, al ser un hombre de 65 años (muy anciano para entonces), honrado labrador, y haber sido nombrado por el Intendente de Cuenca Comisario para el Gobierno de los Puestos Públicos[2], un posible motivo por el que el Alcalde se portó así con Rafael.

El tema no quedó ahí, Rafael López recurrió a la Real Chancillería de Granada[3] sobre el nombramiento de Alcaldes de Arbeteta, pero eso es otro tema.

La tercera historia ya la contaremos en el siguiente capitulo …………………………….


[1] Hoy no serían más de 400 euros.

[2] El puesto público era una tienda de alimentación donde se vendían legumbres, aceite, vinagre, pescado, aguardiente, vino, etc. Era propiedad del Ayuntamiento. El puesto salía a remate anualmente, estando los precios muy controlados por el Ayuntamiento, así como calidades, pesas y medidas. Al Ayuntamiento lo controlaba el Intendente de Cuenca.

[3] Recordemos que a Arbeteta no le correspondía la Real Chancillería de Valladolid, sino la de Granada, al estar al sur del Tajo, frontera entre ambas.

Publicado en Historia, Justicia | 2 comentarios

La Universidad de Alcalá de Henares contra Juan López Costero, alcalde de Arbeteta. 1680

Portada del pleito criminal contra Juan López Costero. Año 1680

En este nuevo post hablaremos de unos antepasados muy lejanos en el tiempo. Quizás nuestros lectores, opinen que estos temas jurídicos son un poco pesados, no les quitamos la razón, pero tenemos que contar todas las noticias, nuevas y antiguas, sobre todo cuando encontramos una joya como este documento. Juan López Costero nació en Arbeteta en 1622, son ya 400 años de los López, los Martínez, y los Costeros en Arbeteta. Tenemos pocas noticias de él, sólo las que encontramos en este pleito que os presentamos (AHN UNIVERSIDADES, 313, Exp.31), y que seguro que os resultará sorprendente el hecho de que pleitee la Universidad de Alcalá con el alcalde de Arbeteta:

Fachada Universidad de Alcalá de Henares. Madrid

RESUMEN DEL PLEITO

Juan López Costero, alcalde de Arbeteta, debe una cantidad de maravedís al bachiller Juan Martínez de Lope, vecino también de Arbeteta. Como no le paga, Juan Martínez de Lope le denuncia al Rector de la Universidad de Alcalá, acogiéndose al fuero universitario. El Rector envía una notificación a Juan López Costero, y el encargado de entregársela en mano es el propio bachiller. Nuestro alcalde rechaza la notificación de malas formas. Por ello, el Rector comisionará al cura de Arbeteta, D. Andrés Rufatto, para que lleve la Causa. Toma declaraciones a los testigos, se incautan los bienes del acusado y tiene que ir a Alcalá, donde se le mete en prisión preventiva hasta la sentencia, en que saldrá libre, previo pago de la deuda, multa y costas.

«Pleito criminal de la Universidad de Alcalá contra Juan López Costero, vecino y alcalde ordinario de Arbeteta por menosprecio e inobediencia a la Jurisdicción de esta Universidad al rechazar con malas maneras y amenazas las letras despachadas por su tribunal escolástico a pedimento de Juan Martínez de Lope, bachiller y clérigo de menores en dicha localidad, para que le pagasen la cantidad que le debía. Año»1680″.

Denuncia con la que comienza el pleito contra Juan López Costero. Año 1680

Debido a la autonomía jurídica que poseía la Universidad de Alcalá, hemos de aclarar, que el poder del Rector era tal, que podía excomulgar y embargar bienes. Era la única persona que tenía capacidad para juzgar a un estudiante o profesor, aunque hubiese cometido el delito fuera de la ciudad de Alcalá de Henares, como ya vimos en el caso de Carlos Torres.

Escudo de la Universidad de Alcalá de Henares. Madrid

A Juan Martínez de Lope lo encontramos unos años antes en otro pleito, y por algo dirá el alcalde que Juan Martínez “es un embustero enredador, que tiene enredada a esta Villa y a la del Recuenco”:

«Pleito ejecutivo del bachiller Juan Martínez de Lope, estudiante en la Universidad de Alcalá, como cesionario de María Martínez, su madre, contra Sebastián Cano, vecino de El Recuenco (Guadalajara) por una deuda de 980 reales de varios préstamos para desembargo de unos bienes.»  1666/1669. (AHN UNIVERSIDADES, 267, Exp. 74).

También lo encontramos estudiante en la Universidad de Alcalá:

«Martínez de Lope, Juan, natural de Arbeteta (Guadalajara). Asiento de grado de Bachiller en Cánones por la Universidad de Alcalá». 1667. (AHN UNIVERSIDADES, 267, Exp.74).

Pero pasemos a nuestro protocolo, que nos irán contando sus personajes:

COMISIÓN AL CURA DE ARBETETA D. ANDRÉS RUFATTO

Firma de Juan López Costero

El mismo día de la notificación, el Reverendo Licenciado D. Andrés Rufatto, Juez en virtud de la Comisión del Rector, mandó se notificase a Gerónimo de Toro, Martín García, Francisco Martínez, Eugenio García y Mateo Pareja, sacristán, pena de excomunión mayor, para que viniesen a decir sus deposiciones y lo que les fuese preguntado, a tenor de la Querella dada por el Síndico de la Universidad de Alcalá. Y si no viniesen a declarar se les declara por públicos excomulgados y se les mandará publicar como tales, evitándoles las horas canónigas y oficios divinos hasta que hayan merecido la absolución.

El mismo día 17 de junio de 1680 el escribano Juan de Elvira, por mandato del Juez Juan Andrés Rufatto, comunica personalmente el Auto anterior a los testigos Gerónimo de Toro, Martín García, Francisco Martínez, Eugenio García y Mateo Pareja, sacristán de la Parroquial de la Villa.

DECLARACIONES DE LOS TESTIGOS

Al día siguiente, 18 de junio, el Licenciado D. Andrés Rufatto, Juez en virtud de la Comisión del Rector de la Universidad, mandó se notificase a Andrés Costero, Alcalde Ordinario de Arbeteta (es el otro Alcalde, son dos en el pueblo), pena de excomunión mayor, pidiendo el auxilio del brazo seglar: Hará su merced embargo de los bienes que se hallaren en las casas de Juan López Costero, asimismo Alcalde, y se depositarán en persona lega y abonada que dé de manifiesto cada y cuando que le sea mandado de Juez competente lo cumpla, pena de dicha excomunión mayor latae sententiae ipso facto incurrenda. Y constando de la notificación y no cumplimiento, su merced le mandará publicar por tal público excomulgado y le quitará las horas canónicas y oficios divinos hasta que lo haya cumplido y merezca absolución.”

Ese día 18 el notario notifica este Auto a Andrés Costero, el otro Alcalde, “Y habiéndolo oído y entendido dijo que impartía e impartió el auxilio del brazo seglar, y que está pronto a cumplir lo que por dicho Auto se ha mandado.”

A continuación, se procede al embargo. Andrés Costero, el otro Alcalde, acompañado del escribano fueron a la casa de Juan López Costero y se embargaron los bienes siguientes:

“Primeramente una cama de pino. Un jergón. Unas cabeceras con su lana. Dos sábanas. Una frazada. Un paño blanco de lana. Una almohada. Un arca de pino. Dos calderos medianos. Un caldero. Dos sartenes. Un cazo.

(…) Y habiendo registrado dicha casa, no se hallaban más bienes que lo declarado, los que depositaron en Mateo de Pareja, vecino de esta Villa, el cual se dio por entregado de ellos, y se obligó a tenerlos y darlos de manifiesto cada y cuando que por Juez competente le sea mandado.”

 El mismo día 18 de junio de 1680, el Licenciado D. Andrés Rufatto, Juez en virtud de la Comisión del Rector de la Universidad, mandó se notificase a Juan López Costero que compareciese personalmente ante el Rector de la Universidad de Alcalá, “pena de excomunión mayor” dentro de esta Causa. Se le notifica “Y habiéndolo oído y entendido dijo que lo oía, y que está pronto a cumplir lo que en él se manda.”

Pasan los días y nuestro Juan López Costero tiene que ir a Alcalá de Henares. En esta Villa, el 9 de julio de 1680, cumpliendo con lo mandado, lo tenemos “preso en la Villa por cárcel”. Ante el escribano Diego Sánchez, realiza la declaración de lo que se le pregunta:

DECLARACIÓN DE JUAN LÓPEZ COSTERO

SENTENCIA: “Fallamos, atento los actos y méritos de este proceso a que nos referimos, que debemos amonestar y amonestamos a Juan López Costero,  Alcalde Ordinario de la Villa de Arbeteta, que de aquí adelante sea obediente a los Mandamientos de este   Tribunal y se los deje notificar, con apercibimiento que será castigado con todo rigor y por la culpa que de esto resulta, se le condena en 1.000 maravedís (26 reales) aplicados según la Real Reforma, e impone las costas y salarios, cuya tasación nos reservamos y conteniendo eso, sentencia y pagando dicha condenación y costas, se le haga carcelaria (fianza) y se dé absolución. Y por esta sentencia así lo pronunciamos y mandamos.” Dada y pronunciada esta sentencia por el Licenciado Andrade, en Alcalá, a 10 de julio de 1680.

Ese mismo día 10 de julio el escribano Diego Sánchez le notifica la sentencia a Juan López Costero, que firma el enterado. Suponemos que paga la multa impuesta, además de las costas para volver pronto a Arbeteta sin perder tiempo, que empezaba la época de la siega.

Publicado en Historia, Justicia | 3 comentarios

Las gallinas

Aunque hayan pasado unos días de la celebración de la fiesta de San Antón, y como no podía ser menos, nos acordamos de un animal entrañable que ha vivido entre nuestros antepasados, dándoles sus huevos y su carne. Nos referimos a la gallina. Nuestros abuelos sentenciaban: “por San Antón, gallinita pon, y si no, retortijón”. No había piedad con la que dejaba de poner. La gallina solía tener cinco o seis años productivos.

La gallina exigía poco trabajo y poco gasto para su mantenimiento, pudiéndoles echar alimentos y desperdicios, que quedarían perdidos sin ese uso. Se les echaba poco y a menudo, para que estuviesen con ganas y lo comiesen todo. Requerían más vigilancia que trabajo. La raza más apreciada en Arbeteta era la castellana negra.

Entre todas las aves, han sido las gallinas las más apreciadas en Arbeteta por su producción, ya que las gallinas y los huevos han sido alimentos provechosos y estimados en todo tiempo. El cuidado de estas aves era en época de nuestros abuelos una labor propia de las mujeres, y era considerada por los hombres como impropia de su sexo. Decía Paladio en su Tratado de Agricultura, hace casi 2000 años, que “la cría de las gallinas, ninguna mujer, con tal que sea un poco trabajadora, la desconoce”. Las gallinas eran fieles a su casa y conocían a su dueña, acudiendo a la carrera cuando las llamaban: “pitas, pitas, pitas”. No obstante, algunas gallinas iban marcadas con un hilo de lana de color para identificar a su propietaria, o para controlar si ponía.

Por las mañanas, antes de su suelta, todas las gallinas pasaban por la revisión anal que su dueña les hacía con el dedo meñique, al objeto de saber si habían puesto, y que no se fueran a poner a otro sitio fuera de su gallinero.

En ocasiones, una gallina dejaba de comer. Entonces la dueña la cogía y le abría el pico y le miraba debajo de la lengua a ver si tenía “pepita”, algo que a los chicos nos resultaba curioso, y mirábamos con interés como se la quitaba su dueña. Ya lo explicaba Paladio en la obra mencionada: “suele salirles la pepita, que reviste la extremidad de su lengua con una película blanca; esta se levanta con cuidado con las uñas”. Otra enfermedad de la gallina es la dureza de buche, enfermedad que les causaba la muerte. El tratamiento que les daban era introducirles por el pico una cantidad de aceite, y si no curaba, he visto como la dueña de una, la operó, abriéndole el buche, le vació todo lo que tenía en él, y se lo cosió con aguja e hilo. Sanó muy bien y puso muchos huevos, siendo el orgullo de su dueña.

Hemos de decir para los no entendidos en la materia, que para la postura de huevos no son necesarios los gallos, ya que las gallinas ponen naturalmente, pero infecundos, sin “engalladura”, a cuyo fin es necesario el gallo. Lo ideal era un gallo por cada 12 o 15 gallinas. Periódicamente la gallina salía llueca y a una de ellas se le ponían huevos de buena calidad en un nidal. Se la apartaba de las demás, para que no la distrajeran, y los engueraba durante 21 días. En este tiempo se le ponía comida y agua cerca para que abandonase poco tiempo el nidal. El tiempo de echarla llueca era el invierno. A los 8 días de nacidos, a los pollos se les daba de comer con libertad grano molido.

En Arbeteta hemos conocido las gallinas en dos tipos de gallineros: los pequeños edificios que hay alrededor del pueblo y que fueron construidos exprofeso para las gallinas, y exclusivo para ellas; y los que compartían en las cuadras con las mulas. Estas últimas dormían en unos palos elevados detrás de las mulas, a los que subían por otro palo acondicionado para tal fin. Estas gallinas de las cuadras se encontraban más cálidas que las de los pequeños gallineros del exterior. En ambos casos se les solía poner algún cesto viejo con paja, a manera de nidal. En él se les ponía un huevo que previamente había sido vaciado y rellenado con yeso y guardando su apariencia. Este huevo le servía a la gallina de reclamo para poner, y para que la gallina viciosa dejase de picar los huevos y romperlos. Si no se le quitaba ese vicio, se quitaba, porque era más perjudicial que útil.

Pollo tomatero
Gallina en la eras. Años 50

El grano que se utilizaba primero con las gallinas era el recogido al barrer la era, que llevaba mucha tierra. Todas las mañanas, antes de soltarlas, se les echaba un puñado de cebada, el resto de la alimentación lo tenían que buscar ellas escarbando todo el día. Por eso en todas las calles y alrededores del pueblo había gran concurrencia de gallinas. Iban buscando en los muladares, cuadras y corrales, semillas en los excrementos de mulas y ovejas, así como insectos, gusanos, lombrices y algún pequeño animal. Nosotros llegamos a ver como una gallina atrapó un ratón, y tirando entre varias, lo hicieron pedazos y se lo comieron. Hay una anécdota que se ha contado por numerosos vecinos en que otro vecino iba al Picazo con urgencia y bajándose los pantalones. Las gallinas al verlo acudieron corriendo, y él les dijo: “- Andad, p…, como no traigáis cuchara, hoy no coméis”.

Al frente del gallinero se encuentra el gallo, que es polígamo, es decir, que va rodeado de 12 o 15 gallinas, como un sultán. No abandona nunca a sus gallinas, se muestra vigilante, y advierte de los peligros que puedan acechar. Si encuentra algún gusano, llama a las gallinas y se lo cede con satisfacción. Copula diariamente con todas las gallinas.

Gallo joven

Los huevos eran un alimento de primera necesidad, sobre todo en los años de postguerra. En los años cuarenta había vecinas de Arbeteta, como Manuela López Costero, que recogía los huevos de sus gallinas, y algunos más que adquiría en el pueblo, los metía en dos cestas, subía con ellas a la Casilla, cogía la Flora Villa e iba a Madrid, donde vendía los huevos a buen precio. En Madrid había más escasez que en el pueblo. Con el producto de los huevos compraba retales y prendas textiles, y se volvía a Arbeteta, donde podía vender lo adquirido en Madrid. Eran tiempos de supervivencia que nos hacen ver lo emprendedora que era Manuela, con más de 70 años.

Con estas líneas hemos querido hacer un homenaje a este animal y a las mujeres que las cuidaron, que han ayudado al mantenimiento de nuestros antepasados.

Publicado en Historia | 2 comentarios

Navidad 2021

Adoración de los pastores.1612 – 1614. El Greco.
Museo del Prado

Después de estos años difíciles que nos ha tocado vivir, necesitamos una chispa de magia para recrear nuestras vidas, la Navidad es esa chispa.

Un tiempo para dar,

un tiempo para amar,

y un tiempo para compartir

Desde Villa de Arbeteta queremos compartir con tod@s vosotr@s esa chispa para que sigan llegando las historias de nuestro pueblo a vuestr@s corazones.

Os deseamos

¡Feliz Navidad !

Publicado en Navidad | 3 comentarios

La balanza de pesar monedas

En este post mostraremos a los lectores un pequeño objeto que hemos encontrado en Arbeteta. Procuraremos describirlo y mostrar su utilidad. Animamos a los lectores a que nos muestren otros objetos similares para poderlos compartir, ya sean muebles, herramientas, etc., que nos ayudarán a entender un poco mejor nuestra historia local.

En la cámara o desván se hallan cacharros y muebles con una gran carga sentimental, que a veces apreciamos poco. Entre ellos hay algunas piezas de verdadero valor etnográfico, aunque el valor económico sea bajo. Entre ellos hemos encontrado el objeto que da título a este post.

Caja metálica donde se guarda la balanza

Pesos de bronce

Este objeto es una caja metálica de 16 x 8 x 3 centímetros, que en su interior conserva una pequeña balanza con tabla de pesas. Hemos averiguado que el uso de dicha balanza era para pesar moneda. Según indicación que hay en el interior de la tapa, fue fabricada en Sevilla por Pedro Miguel Guerrero[1] “maestro armero, cerrajero y romanero”. La caja es original, conserva 4 pesos de bronce y otros dos añadidos. Los 4 pesos se hallan guardados en depósito habilitado del estuche, y otros dos sueltos. Hemos podido comprobar que fue fabricada en torno a 1770.

Caja abierta donde se guarda la balanza y los pesos con el fondo de la Iglesia de San Nicolás de Bari. Arbeteta
Tapa de la caja con el nombre del maestro romanero «Pedro Miguel Guerrero»

En el siglo XVIII ¿quién podía tener entre sus enseres en Arbeteta este tipo de balanza? La respuesta, después de haber visto numerosos protocolos notariales, la tenemos en las personas que se dedicaban al comercio: fabricación y comercio del vidrio, arrieros y comerciantes en géneros de botica principalmente. Esta balanza de pesar monedas era más habitual en Arbeteta de lo que en un principio podemos creer, siendo los que se dedicaban a las mercadurías, quienes por sus manejos monetarios eran más cercanos a esos menesteres de pesar moneda.

Balanza o romanilla

En todas esas transacciones comerciales se pagaban los productos en moneda de oro, plata o vellón, siendo la principal de ellas el “real de a ocho”, moneda de plata que era llamada también “peso fuerte” o “peso duro”, por tener un valor de 8 reales, y al que se le llamó también dólar español. Encontramos también pesos de oro, de plata de a dos, segovianos, cortados, medios pesos, reales de plata de a dos, medios reales de plata, cinco reales dobles de oro; en fin, una gran diversidad de monedas que no son objeto de este artículo. Hemos de tener en cuenta que las transacciones comerciales se solían pagar “en efectivo, en monedas usuales y corrientes en estos Reinos”: oro, plata y vellón.

En 1772 se modifica el contenido de plata de las monedas acuñadas. Las acuñaciones de América tenían 10 dineros y 20 “granos” (902´7 milésimas). Las acuñadas en la Península, 9 dineros y 18 “granos” (812´5 milésimas).

Una balanza o “romanilla” como ésta le sirvió a Rafael López, en 1795, para poder salir de la cárcel de Arbeteta, en la que se hallaba con un par de grillos y cadena, por no haber pagado una deuda de 43 reales. El escribano José Alcántara, de Salmerón, nos informa sobre el caso: “…y ha estado (en la cárcel) hasta el día 14 del corriente mes, que llevó una romanilla y un calentador, en pago de la deuda, con lo que salió de la cárcel y se fue a su casa”.

Balanza o romanilla con el fondo de la Peña de la Puerta. Arbeteta

Como ya va dicho, varios vecinos tenían importantes negocios que requerían grandes pagos en moneda (véase en este blog el capítulo de los arrieros de Arbeteta en el siglo XVIII). En las tres últimas décadas de ese siglo, además de Baltasar Carrillo, (propietario del horno de vidrio, que surtía de ese material a lugares alejados de toda la Península, surtiéndose a su vez de miles de arrobas de barrilla de Murcia), encontramos comerciantes muy diversos. He aquí algunos ejemplos:

En 1771 Manuel Calixto Rochina, vecino de Arbeteta, surte a Juan Antonio Gil, vecino de Cifuentes, de 11 arrobas (126 kilos) de pescado abadejo, a razón de 42 reales cada arroba.

Antonio Alonso Toledano, padre de Antonio Alonso Alonso, es comerciante de géneros de botica. Su importancia económica la vemos en las misas que en su testamento manda se digan por su alma, luego que fallezca: 590 misas. Y los deudores que tiene en 1778: Juan de Cabredo, boticario de Berlanga de Duero, 71 reales de género; el boticario de Mora, 14 reales; el boticario de Bordalba, 20 reales; el boticario de Deza, 52 reales; Diego Gutiérrez, de Santa María de Huerta, 64 reales; y Juan González, boticario de Soria, 7 reales. Tiene también cuenta pendiente con Nicolás García por “traerme de Barcelona 9 libras de coca”. Con estos datos vemos el ámbito geográfico en que trabaja Antonio Alonso Toledano. Como curiosidad he de decir que ambos Antonio Alonso son antepasados de mis cuatro abuelos, y seguramente del 80 % de los vecinos de Arbeteta.

El cambista y su mujer, contando y pesando las monedas . Marinus van Reymerswale .Museo del Prado .1539.

Tiburcio Mazarío manda en su testamento, luego que fallezca, se digan por su alma y el de su mujer, 750 misas. Tiburcio, al igual que su padre, también comercia con géneros de botica desde Arbeteta, es un próspero agricultor, y no desdeña comerciar con la madera. En 1770 vemos unas anotaciones de cantidades y lugares donde tiene deudores: en Santibáñez de Ayllón, 373 reales; en Fuentespina, 100 reales; en Villada, 114 reales; en Peñafiel, 40 reales; en Fuentelcésped, 20 reales; en Villadiezma, 138 reales; en Quintana, 48 reales; en Valencia de Don Juan, 75 reales; en Villadiego, 150 reales; en Amusco, 135 reales; en Carrión de los Condes, 119 reales y en Herrera de Pisuerga, 7 reales. La hija de Tiburcio, Isabel, se casó con Tomás Montón (hermano del cura de Arbeteta José Manuel Montón), descendiendo de ese matrimonio todos los vecinos de Arbeteta que tienen el apellido Montón, y que heredarán las propiedades de Tiburcio.

Miguel Herráiz es un hombre industrioso y decidido, es Mayordomo de la Iglesia de Arbeteta en mayo de 1771. Por sus negocios deja como Mayordomo interino a su cuñado Luis López Molina, porque Miguel “se halla en Portugal por tráfico de arriería”.

«El patio de la aduana» (detalle), de Nicolás-Bernard Lépicié. Museo Thyssen-Bornemisza.1.775.

Tanto Tiburcio Mazarío como Antonio Alonso Alonso llegaron a tener negocios juntos. En uno de ellos, una corta de pinos y su traslado por el Tajo a Aranjuez, fueron demandados y se les requirió por la Justicia afianzar con sus bienes. Esto sucedió años más tarde, en 1797. Cada uno de ellos aporta 115.000 reales de fianza, para que no les detengan la madera en Villamanrique de Tajo. Para hacernos una idea de lo que significaban estas cantidades, diremos que la construcción de la torre del Mambrú en 1786, costó a los vecinos de Arbeteta la cantidad de 27.800 reales, como ya se contó en otro capítulo de este blog.

Además de los hombres de negocios referidos, nuestros arrieros compraban y vendían sus mercancías con monedas, y a falta de inspectores de mercado, el valor de la moneda dependía exclusivamente  de su peso. La gente se fiaba poco de las monedas, y ese era el motivo por el que este tipo de balanzas fuera muy común en Arbeteta. Esperamos que al lector le haya parecido la balanza tan interesante como a nosotros.


Plano y diseño del Giraldillo. Pedro Miguel Guerrero. 1770. Sevilla

[1] Encontramos a Pedro Miguel Guerrero como director de  la restauración del Giraldillo que hay en lo alto de la Giralda de Sevilla, en 1770. Encontramos planos y diseño de la veleta que sirvió seguramente de modelo a la construcción del Mambrú 16 años después.

Publicado en Historia, Profesiones | 2 comentarios

La dote

En este post no hablaremos de hornos ni de quintos, os contaremos lo que trajo a Arbeteta como dote Ramona Azañón, natural y vecina de Cifuentes, cuando contrajo matrimonio con el médico titular  de Arbeteta, D. Vicente Lazcano y Molina[1].

Corre el año 1770, y la torre del Mambrú todavía no se ha levantado. Al recibir la dote de su mujer, Vicente emite una  Escritura de Recibo de Dote,  para certificar el haberla recibido como marido. La Escritura es una interesante fuente de información, tanto social, como económica y etnográfica.

Escritura de Recibo de Dote. Cifuentes1.770

En la sociedad del siglo XVIII  el primer aporte económico al matrimonio era la dote, armazón sobre el que se sostenía este nuevo matrimonio y ayudaba a su sostenibilidad económica.

La dote es el caudal que llevaba la mujer cuando tomaba estado. En el Libro de Las Siete Partidas, cuerpo normativo redactado durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), concretamente en la Partida IV, Título XI, Ley I, se define la dote como….”algo que da la mujer al marido por razón de casamiento y como una donación con la condición de mantener el ayuntamiento con ella. Esto es como propio patrimonio de la mujer”. La ley protegía los bienes de la dote de la mujer, de manera que el marido no los podía vender ni enajenar. Sólo podía utilizar las rentas producidas en esos bienes. Si el hombre hacía mal uso de la dote, la mujer podía denunciarlo ante la justicia. Pero vayamos con la dote de Ramona.

Nos encontramos en Cifuentes, el 2 de diciembre de 1770, ante el escribano Tomás Javier Recuenco y los testigos Diego Yagüe y Alejo Cubero, vecinos de Cifuentes, y Simón Alonso, vecino de Arbeteta, compareció D. Vicente Lazcano Molina, médico titular de Arbeteta, marido de Ramona Azañón, y dijo: que por Juan de Azañón, natural de Cifuentes e Isabel Martín, padres de Ramona, se le han dado diversos bienes para que entren al matrimonio, por lo que otorga Escritura de Recibo de Dote a favor de su mujer Ramona Azañón. Los bienes que le han dado, y ha recibido, y sus valores, son los siguientes:

El notario público . 1876 .Albert Anker
Firma de Vicente Lazcano , medico de Arbeteta y receptor de la dote.
  • Dote de Ramona:

1 Colchón en 110 reales.

Más otros dos nuevos, 357 rs.

Más 3 fundas, en 30 rs.

Más 2 jergones nuevos en 95 rs.

Calderos

Más otro a medio andar en 20 rs.

Más 6 sabanas de lino en 324 rs.

Más 6 almohadas de cáñamo en 30 rs.

Más 4 almohadas de lino, de vara en ancho, 28 rs.

Más 6  de crea[2], 36 rs.

Mantel de lino

Más 2 de true[3], 20 rs.

Más 6 sábanas de cáñamo en 216 rs.

Más 2 toallas de cáñamo, 15 rs.

Más 2 toallas de lino, 20 rs.

Más 4 tablas de manteles de lino, 96 rs.

Más 2 tablas de manteles de cáñamo, 40 rs.

Más docena y media de servilletas de lino, 90 rs.

Más otra docena de servilletas de cáñamo con encaje, 50 rs.

Más un cobertor de palmilla[4] nuevo, 66 rs.

Más una colcha manchega a medio andar, 30 rs.

Más otra colcha de lino pintado, 66 rs.

Más 2 mantas de Palencia, 66 rs.

Más 2 mantas de la tierra, 22 rs.

Talegas

Más 1 cortina de bayeta de 3 varas, 30 rs.

Más 5 varas y media de lino pintado para frío, 40 rs.

Más 2 pares de maseras[5] de 6 varas, 24 rs.

Más 2 mantas de horno de paño, 48 rs.

Más 1 cernaguero[6] de 3 varas de lienzo, 10 rs.

Más 2 talegas de 8 varas las dos, 28 rs.

Más 1 calentador de azófar[7], 40 rs.

Cazos de azófar

Más 1 velón[8], 30 rs.

Más 1 perola de azófar, 20 rs.

Más 1 cazo de azófar, 16 rs.

Más otro cazo, 12 rs.

Más otros 2 cazos, en 10 rs.

Caldero

Más una caldera y caldero, 87 rs.

Más 1 chocolatera, 12 rs.

Más 1 tartera, 12 rs.

Más 1 cuchillo de cocina, 13 rs.

Picador

Más 1 picadora, 5 rs.

Más 1 alcuza, 3 rs.

Más 1 candil, 3 rs.

Más 1 vaquero[9], de telilla[10], 120 rs.

Más 1 mantilla de bayeta, 30 rs.

Más 1 casaca de griseta[11], negra, 66 rs.

Candil

Más 1 basquiña[12] de tafetán[13], 200 rs.

Más 1 zagal[14] de sargueta[15] blanca comprado, 30 rs.

Más otro de lienzo comprado y pintado, 20 rs.

Más otro de lo mismo, nuevo, 30 rs.

Más otro de serafina[16] nuevo, 56 rs.

Más 1 marco, 46 rs.

Más 1 casaca, 50 rs.

Candil

Más otra de muselina[17], 43 rs.

Más otra de bombasí[18], 30 rs.

Más 4 pañuelos de true, 22 rs.

Más otro bordado nuevo, 30 rs.

Más otro de gasa, 12 rs.

Más unos vuelos bordados, 75 rs.

Más otros de encaje, 16 rs.

Más 1 manteleta de seda, 30 rs.

Más 2 delantales de true, 50 rs.

Más 2 delantales de morlés[19], 20 rs

Más otro de lienzo pintado, 10 rs.

Más un aderezo de piedras, 40 rs.

Más unas pulseras, 26 rs.

Más un abanico, 11 rs.

Camisa de lino

Más unos mitones[20] de seda, 15 rs.

Más 3 petos, 30 rs.

Más 2 pares de medias de algodón, 20 rs.

Más 1 pañuelo de seda, 20 rs.

Más 2 rosarios con sus medallas de plata, 30 rs.

Más 1 cofia, 15 rs.

Más 1 collar de aljófar, 75 rs.

Más 1 par de zapatos, 10 rs.

Más 6 camisas de lino, 144 rs.

Camisa lino

Más 6 pares de enaguas con fleco, 126 rs.

Más 8 justillos[21], 40 rs.

Más 6 pares de calcetas, 42 rs.

Más 2 saleros, 3 rs.

Más 1 cuchillo, 4 rs.

Más 1 toalla de lienzo pintado, 12 rs.

Más 2 baúles, 130 rs y medio.

Más 1 arca de pino, en 15 rs.

Más unas trébedes, 7 rs.

Más 1 asador, 3 rs.

Más 12 varas de lino, 72 rs.

Más 1 brasero, 50, rs.

Más 1 almirez, 40 rs.

Más 2 jergones de cotonía[22], 60 rs.

Más 2 tendidos de horno, 52 rs.

Cedazo

Más 1 bufete de nogal con su cajón, 40 rs.

Más 1 tabla de escarpias para la espetera, 6 rs.

Más de vidriado, 30 rs.

Más 1 ollero, 12 rs.

Más 2 pares de cedazos, 12 rs.

Más 6 peludos[23], 12 reales.

Más 1 cama de cordeles, 15 rs.

Más de cintas, 12 rs.

Más 8 cuadros, marcos dorados, 30 rs.

Más 1 basquiña de telilla, 50 rs.

Más 3 fanegas de harina, 90 reales

Más en dinero, 340 rs.

Más 4 libras de chocolate, 32 reales.

Más 2 taburetes  de nogal, 10 rs.

Más 1 par de zapatos, 11 rs.

Más 1 delantal de muselina, 40 rs.

Más de tocino 60 rs.

Más otras 6 libras de chocolate, 48 rs.

Más unas cucharas de peltre[24], 15 rs.

Más de lienzo pintado y morlés, 13 rs.

Más unas sartenes, 20 rs.

Más para comprar las galas, 1.200 rs.

Más en dinero, 113 rs”.

Todos estos bienes suman y montan 6.524 reales, los mismos que Juan de Azañón e Isabel Martín, padres de Ramona, le han entregado a Vicente Lazcano, junto con 475 reales de aumento de dote, comprende todo 6.989 reales. Vicente Lazcano da la dote por entregada y se obliga a mantenerlos y devolverlos a su mujer, o persona que la represente, en el caso de que “el matrimonio sea disuelto por muerte o divorcio, u otro de los permitidos en derecho”, o en su caso, el importe de los bienes consumidos como bienes dotales. Por ello otorga Carta de Pago y Recibo de Dote a su mujer. Él la dota además con 200 ducados (2.200 reales), obligándose con sus bienes, muebles y raíces, al cumplimiento de la Escritura otorgada ante el mencionado escribano y los citados testigos, que dan fe y firman.


[1] Vicente Lazcano Molina, natural de Cifuentes. Consigue la certificación de estudios en la Universidad de Alcalá en los años 1759-1765 (AHN. UNIVERSIDADES, 472, Exp. 155). Localizamos la Información para recibir el grado de medicina en la  Universidad de Alcalá  (AHN. UNIVERSIDADES, 73, Exp. 203). El  pueblo donde comenzó a ejercer la medicina fue Arbeteta.

[2] Crea: cierto lienzo entrefino que se hace mucho uso.

[3] True: especie de tela de lienzo muy delgado y blanco.

[4] Palmilla: cierto género de paño que se labraba en Cuenca.

[5] Masera: lienzo en el que se amasaba.

[6] Cernaguero: bolsa de lienzo donde se metía la ceniza para hacer la colada en el tinillo. No confundir con cenaguero.

[7] Azófar: latón.

[8] Velón: lámpara metálica de aceite, con uno o varios mecheros, que se sostiene sobre un pie y termina con un asa por la parte superior.

[9] Vaquero: especie de bata ceñida que llevaban las mujeres y los niños.

[10] Telilla: tejido de lana más delgado que el camelote.

[11] Griseta: cierto género de tela de seda con flores, u otro dibujo de labor menudo.

[12] Basquiña: ropa o saya que traían las mujeres desde la cintura hasta los pies, con pliegues para ajustarla a la cintura.

[13]Tafetán: tela delgada de seda muy unida.

[14] Zagal: el guardapiés interior que usaban las mujeres inmediato a las enaguas.

[15] Sargueta: o sarga, tela de seda que se hace con cordoncillo.

[16] Serafina: tela de lana de un tejido muy similar a la bayeta, aunque más tupida.

[17] Muselina: tela de algodón, muy fina y delicada.

[18] Bombasí: llamado también fustán. Tela gruesa de algodón.

[19]Morlés: tela de lino muy fina fabricada en Morlés (Bretaña, Francia).

[20] Mitones: guante que cubre la mano hasta el nacimiento de los dedos.

[21] Justillos: prenda interior sin mangas, que ciñe el cuerpo y no baja de la cintura.

[22] Cotonía: tela blanca de algodón tejida formando cordoncillo, que se hacía con fibras de algodón.

[23] Peludo: felpa o terciopelo.

[24] Peltre: aleación compuesta de estaño, cobre, antimonio y plomo.

Publicado en Historia | Deja un comentario

ARBETETA EN LOS ANUARIOS DE BAILLY-BAILLIÈRE (1879-1911)

Anuario de Bailly Bailliére. 1879.

El librero y editor madrileño Carlos Bailly-Baillière comienza a publicar en 1879 el primer volumen del “Anuario-Almanaque del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración”, que también era conocido como el “Almanaque de las 400.000 señas”.

Vamos a mostrar los datos de Arbeteta que se recogen en algunos años de su publicación. Cada año se publicaba un volumen que puede tener hasta 3.000 páginas. El volumen va estructurado por provincias; cada provincia, por partidos judiciales; y estos, por los municipios que los componen.

Esta es una publicación al estilo de otras que se publicaban en Europa en esos años y, según su editor, sigue el mismo plan del francés Annueire-Almanach, de Diderot-Bottin.

Pero dirijámonos a lo que nos interesa: Arbeteta. La información es menor de la que nos gustaría, pero nos presenta datos ciertamente importantes. Podríamos presentar los datos de los 32 años que se publicaron, pero para evitar prolijidades, vamos a elegir como representativos, los datos de 5 años: 1879, 1883, 1897, 1905 y 1911.

En los datos veremos cómo cambia la medición de las distancias de leguas a kilómetros, y hemos de tener en cuenta que entonces no existían las carreteras que conocemos, todos los caminos eran de herradura. Agradecemos a Fabriciano López su colaboración en las notas explicativas.

AÑO 1879:

En este año veremos que el Alcalde es Felipe Alonso Bachiller, que sería padre con su segunda mujer, de Manuel (“Manolillo”) y Eustasio (marido de la tía Quila). Vivía en la casa que sería del tío “Manolillo”, en la calle Unión. Destacamos la importancia que tenía en Arbeteta este año el transporte con carros, habiendo 9 carreteros.

“Arbeteta: Villa de 550 habitantes, situada a 5 leguas de Cifuentes.

Anuncio en el BOPGU para la adjudicación de pastos públicos. 1879

Casa de Felipe Alonso en la actualidad.

Alcalde: Felipe Alonso[1].

Secretario: Benito Velasco[2].

Párroco: Juan Mombrado.

Instrucción pública (profesora): Sotera Lafuente.

Estanco: Lázaro López.

Farmacéutico: Juan García.

Herrero: Julián Aldea.

Ganaderos: Guillermo Alonso, Blas Alonso, Hermenegildo Herráiz.

Panaderos: Antonio Alonso, Felipe Laína.

Transportes, carros de: Blas García, Esteban García, Mariano García, Guillermo García, Antonio José Herráiz, Antonio Herráiz, Saturio López, Cesáreo Parra y Mariano Vindel.

Veterinario: Eusebio Cucharero[3].

Vinos y licores: Valentín López”.

Convocatoria en el BOPGU de plaza vacante de médico-cirujano en Arbeteta. 1879.

AÑO 1883:

“Arbeteta: Villa con Ayuntamiento de 555 habitantes, situado a 31 kilómetros de Cifuentes. La estación más próxima, Matillas, a 50 kilómetros. Sus productos son cereales y ganados.

Alcalde: Zacarías Montón.

Secretario: Benito Velasco.

Juez municipal: Francisco Costero[4].

Fiscal: Juan Antonio García.

Secretario: Benito Velasco.

Párroco: Evaristo Millana.

Instrucción pública (profesor y profesora): Saturnino Crespo[5] y Sotera Lafuente[6].

Cartero: Julián García.

Cerrajero: Julián Aldea.

Estanco: Saturnino López.

Farmacéutico: Juan Antonio García[7].

Ganaderos: Guillermo Alonso, Blas Alonso, Hermenegildo Herráiz.

Herrero Julián Aldea.

Médico: Leandro Uruñuela.

Panaderos: Antonio Alonso y Felipe Laína.

Veterinario: León Giraldo”.

AÑO 1897:

“Arbeteta: Villa con Ayuntamiento de 531 habitantes, situado a 31 kilómetros de Cifuentes. La estación más próxima, Matillas, a 50 kilómetros. Sus productos son cereales y ganados.

Alcalde: Martín Alonso.

Secretario Pedro López[8].

Juez Municipal: Manuel Alonso.

Fiscal: Juan Antonio García.

Secretario: Pedro López.

Párroco: Aniceto Moya.

Instrucción pública (profesor y profesora): Victoriano Cuadrado y Concepción Dúctil.

Farmacéutico: Juan Antonio García.

Ganaderos: Antonio Alonso, Manuel Alonso, Pablo Alonso, Gregorio Cortés[9], Andrés Costero, Venancio Costero[10], Faustino Herráiz, Felipe López, Pedro Montón, Zacarías Montón, Gregorio Pérez[11].

Herrero Julián Aldea.

Médico: Santiago Mazarío[12].

Veterinario: Félix Mañas”.

AÑO 1905:

“Arbeteta: Villa con Ayuntamiento de 562 habitantes, situado a 31 kilómetros de Cifuentes. La estación más próxima, Matillas, a 50 kilómetros. Sus productos son cereales y ganados.

Alcalde: Francisco Costero.

Secretario Pedro López.

Juez Municipal: Zacarías Montón.

Fiscal: Eugenio Herráiz.

Secretario: Pedro López.

Cartero: Benito Aguado.

Párroco: Juan de Dios Díaz.

Instrucción pública (profesor y profesora): Macario García[13] y Concepción Dúctil.

Cosecheros de cereales: Antonio Alonso, Manuel Alonso, Faustino Herráiz[14], Pedro Montón, Zacarías Montón y Valentín Rodrigo.

Farmacia: Segundo Batanero.

Tratantes de ganados: Manuel Alonso, Gregorio Cortés, Andrés Costero, Venancio Costero, Faustino Herráiz, Felipe López, Pedro López, Francisco Montón, Patricio Montón, Pedro Montón, Zacarías Montón y Valentín Rodrigo.

Médico: Juan Béjar[15].

Veterinario: Félix Mañas”.

AÑO 1911:

“Arbeteta: Villa con Ayuntamiento de 588 habitantes, situado a 27 kilómetros de Cifuentes. La estación más próxima, Matillas, a 50 kilómetros. Sus productos son cereales y ganados. Fiesta mayor el 14 de septiembre.

Alcalde: Francisco Costero.

Secretario Pedro López.

Juez Municipal: Zacarías Montón.

Fiscal: Eugenio Herráiz.

Secretario: Pedro López.

Cartero: Benito Aguado.

Párroco: Juan de Dios Díaz.

Instrucción pública (profesor): Macario García.

Barbería: Aniceto del Amo.

Carnicería: Valentín Costero[16].

Carpintería: Abdón Herráiz[17] y Bartolomé Rojo[18].

Cosecheros de cereales: Antonio Alonso, Manuel Alonso[19], Faustino Herráiz, Pedro Montón, Zacarías Montón y Valentín Rodrigo.

Comestibles: Eugenio Herráiz.

Farmacia: Segundo Batanero.

Esquela del médico Juan Béjar. 1923.

Tratantes de ganados: Manuel Alonso, Gregorio Cortés, Andrés Costero, Venancio Costero, Faustino Herráiz, Felipe López, Pedro López, Francisco Montón, Patricio Montón, Pedro Montón, Zacarías Montón y Valentín Rodrigo.

Herrería y cerrajería: Luciano Aldea.

Médico: Juan Béjar.

Parador y mesón: Antonio Costero.

Principales contribuyentes: Francisco Costero, Venancio Costero.

Sastrería: Anastasio Alonso.

Expendeduría de tabacos: Francisco Costero[20].

Veterinario: Félix Mañas.

Zapatería: Antonio del Amo”.


[1] Felipe Alonso Bachiller nació el 2 de junio de 1833. Es hijo de Juana Bachiller y de Santiago Alonso. Sus abuelos paternos son Joaquín Alonso y Romualda López, los abuelos maternos Juan Manuel Bachiller y Juana Herráiz. Fue Alcalde en 1875, 1877, 1878, 1879, 1880 y 1881.

[2] Benito Velasco y Álvarez ya ejercía de secretario de Arbeteta en 1869. En 1884 se marchó a Salmeroncillos, donde permaneció varios años..

[3] Era natural de Viana de Mondéjar.

[4] Francisco Costero: Alcalde  en los años 1904-1905 y 1907-1909. Se trata de él en el capítulo del camposanto.

[5] Saturnino Crespo. Lo encontramos en Zaorejas en 1864.

[6] Sotera Lafuente Manchado comenzó a ejercer el 21 de julio de 1866 en Romancos. En 1889 la encontramos en Peñalver, en 1899 en Tomellosa y en 1902 en Romancos.

[7] Juan Antonio García Fraile ya ejercía en Arbeteta en 1877.

[8] Pedro López: padre de Esperanza, mujer de Agustín Aguado, el “tío Canela”. Hermano de Hilario López Costero, abuelo de Fabriciano. Se casó con Anacleta Costero y vivió en la casa del tío Agustín. Fue secretario de Arbeteta durante más de 30 años, desde 1884.

[9] Gregorio Cortés Gómez: Apodado “el Chiles”, el de la fuente de los Chiles. Padre de Mauricio, María y Ángela (abuela de Lourdes). Abuelo de Mariano López Cortés.

[10]Venancio Costero: su nombre se halla en el puente de la fuente de los Caños. Padre de Blasa, Concepción, Crispín, Paulino y Pablo. Alcalde en 1931-1936.

[11] Gregorio Pérez: Alcalde en 1894-1895. Padre de Salvador, que fue Alcalde en 1920.

[12] Santiago Mazarío Serrano: natural de Cereceda y originario de Arbeteta. Primo carnal y compañero de estudios del médico Félix Layna Brihuega, padre del que sería célebre Cronista Provincial de Guadalajara. Ejercerá 4 años de médico en Arbeteta, hasta 1901. Médico en Cifuentes en 1895,  y de 1900 a 1920. Hermano de Ruperto Mazarío Serrano, propietario de la tienda de “comestibles finos” de Cifuentes.

[13] Tenía fama de bruto. Los mayores hablaban mucho de él. Se casó con Águeda (viuda con hijos), madre de Mariano Fernández, el “Molinero” y Águeda, “Aguedilla”.

[14] Faustino Herráiz: Alcalde en 1897 y 1899.

[15] Juan Béjar Villaverde: en 1899 lo encontramos ejerciendo en Las Inviernas, trasladándose a Trillo en 1900, donde se casó y continuó hasta 1905. En 1915 e traslada a Cifuentes, donde continua ejerciendo en 1921.

[16] Valentín Costero, el “tío Cepas”, hermano de madre de Manuel Montón López. Hijo de Gil Costero, que fue asesinado junto con otras 5 personas en El Recuenco, el 17 de agosto de 1881 en el paraje Pinos Altos. Su hijo Valentín fue fusilado en 1940.

[17] Abdón Herráiz, el “tío Adón”.

[18] Bartolomé Rojo Aguado: Padre de Leonor. Lo hemos vito en el capítulo dedicado a las mulas. Hacía trillos y los reparaba.

[19] Manuel Alonso: Alcalde en 1913.

[20] Como ya dijimos era padre de Manuel Costero “el tío estanquero”. Ya sabemos el motivo del mote.

Publicado en Historia | 5 comentarios

El Tejar de Arbeteta

En este nuevo post vamos a tratar sobre un material de construcción muy antiguo, que no ha sufrido cambios en los últimos 2000 años, y que protege nuestras casas, naves y parideras de las inclemencias meteorológicas y atmosféricas: nos referimos a las tejas.

Tejado Arbeteta

A simple vista podemos comprobar que todos los tejados antiguos de Arbeteta tienen el mismo color, sus tejas provienen del mismo tejar y del mismo barrero, «el tejar de Arbeteta».

Una de nuestras primeras intenciones es localizarlo. Muchos saben de él, pero a la hora de la verdad no nos saben describir sus instalaciones. Ahora la vegetación lo cubre todo, se ha adueñado del tejar, por lo que su localización ha sido difícil.

Aclaramos para los que no lo sepan, que el tejar era un horno donde se fabricaban tejas, ladrillos y baldosas. Durante muchos siglos la ubicación del tejar ha sido la misma, porque se precisa que en su proximidad haya un terrero de tierra arcillosa y una fuente de agua, y en ese lugar lo hay.

Para localizarlo, el día 10 de junio de 2021, dejamos el vehículo en la pista que parte del kilómetro 23 de la carretera de Valtablado del Río en dirección este. Seguimos la pista bordeando el Pino Corona, a caballo entre los municipios de Arbeteta y Valtablado del Río. Después de 2 kilómetros llegamos al Collado del Yeso. En la pista vemos un panel informativo sobre los hornos del yeso, que están a 100 metros, en término de Valtablado. Frente al panel citado descendemos en dirección a Arbeteta por el barranco llamado del Tejar. No hay camino y descendemos entre pinos, romeros y aliagas.

Panel informativo de los hornos del yeso . Valtablado

Por este barranco ascendía el antiguo camino de Arbeteta a Valtablado por el Tejar, que partía del Peñón, frente a la Virgen, y subía a los Tilancos, como podemos ver en el mapa adjunto de 1899.

Mapa 1899

El barranco va seco, pero a medida que se desciende van apareciendo juncos, e incluso un chopo, que nos indican la humedad. Después de descender 600 metros, localizamos el horno y su edificio auxiliar, situados a 3 metros. Se encuentran en las coordenadas UTM (ETRS89) X: 551.667, e Y: 4.504.640.

Vemos los restos de una casa de unos 70 metros cuadrados con una puerta al sur y otra más pequeña al norte. Se ve que el edificio tenía dos funciones: alojar a los tejeros, por la puerta sur, y meter tejas sin cocer, por la puerta del norte, en caso de amenaza de lluvia. Esta puerta está a 3 metros del horno, y muy cerca de le era de secado.

El horno se encuentra lleno de vegetación sobre una pendiente próxima al barranco, hundido sobre el terreno y con pared de piedra revestida de barro en su interior. Tiene 290 cms de ancho, 240 de largo y 230 de alto. Estas medidas son las de la zona donde se colocaban las tejas para su cocimiento. Debajo de esta zona está el lugar donde se encendía el fuego, que tendría más de un metro de altura. En el exterior, en la cara que da al barranco,  se observa la hornilla de atizado. En la cara sur el horno tiene una puerta elevada por la que se introducían las tejas oreadas y se sacaban las cocidas.

Horno entre la maleza

La fabricación de las tejas se realizaba en los meses de verano, ya que el mal tiempo y la lluvia no permitían la elaboración de las tejas. No obstante los trabajos en el tejar comenzaban antes. Había que revisar, limpiar y reparar el horno y las instalaciones. Se acondicionaban las eras donde se secaban las tejas y se hacía una gran provisión de combustible, generalmente romeros y ramas de pino, que se almacenaban agavilladas en la cercanía del horno. El combustible debía estar bastante seco y no podía faltar durante la cocción. En ocasiones los tejeros encargaban esta labor de suministrar combustible a algunos vecinos, a los que luego pagaban en especie, es decir, con tejas. De igual manera, algunos vecinos pagaban las tejas a los tejeros con el grano de las eras.

Hornilla de atizado antes y después de limpiarla.

Los tejeros eran forasteros, generalmente de Valencia y Alicante, siendo contratados por el Ayuntamiento de Arbeteta. En los meses anteriores los vecinos iban comunicando al Ayuntamiento las necesidades que tenían de teja, y cuando se tenía un pedido suficiente, se contactaba con los tejeros. Ante un escribano se hacía una Escritura de Obligación entre el tejero y el Procurador del Ayuntamiento de Arbeteta. Generalmente el tejero se obligaba a lo siguiente (ponemos cantidades aproximadas):

  • A dar hechas en la Villa, para los vecinos de ella, 10.000 tejas (420 m² de tejado), a razón de 75 reales el millar, “labradas a toda satisfacción por oficiales que lo entiendan”.
  • Los tejeros han de venir a trabajar el tejar desde el día 1 de junio, y las ha de dar hechas y acabadas para el día de san Mateo (21 de septiembre).

El Procurador del Ayuntamiento de Arbeteta se obligaba en esta Escritura:

  • A que, acabadas que sean las 10.000 tejas, se le pagarán dentro de los 15 días siguientes a la entrega.
  • A que para empezar la obra de la teja, se le adelantan al tejero 400 reales el 1 de junio.
  • A que el tejero, todo el tiempo que estuviese en Arbeteta fabricando la teja, ha de ser horro y libre de cargas de vecino, sin que se le repartan tributos ni gabelas.

Además de otros pequeños flecos, ambas partes se obligan a cumplir la Escritura.

Preparado el almacenamiento de combustible, el tejero tenía que reparar el horno y las instalaciones. Especial cuidado requería la era de secado, situada al norte del horno. Esta era de unos 200 m² y debía estar sumamente limpia, alisada y con ceniza extendida y repasada con un rulo de piedra,  para evitar que se pegasen las tejas sin cocer.

Junto a la era se iba almacenando la arcilla que se extraía del barrero cercano, y se extendía para secarla, se la golpeaba con un pisón para deshacer los terrones. Después de unos días de secado se cribaba y se almacenaba para el amasado.

Barrero donde se extraía la arcilla.

Cerca de la era tenían una gran pila en la que se vertían unos 30 cántaros de agua de la cercana fuente. Sobre el agua se iba añadiendo la arcilla y se dejaba la mezcla toda la noche sin amasar y reposando. Por la mañana se amasaba, pisándola hasta tener una masa compacta, moviendo mucho las tortas de barro para que no quedaran dentro burbujas de aire.

Galápago

El siguiente paso lo realizaban dos personas sobre una mesa especial, en la que se colocaban los moldes para ir elaborando las tejas. Se iba espolvoreando ceniza (obsérvese la importancia de la ceniza) sobre la gradilla (molde), se llenaba de barro, se le pasaba el rasero, quitándole lo sobrante. De la gradilla se pasaba al “galápago” (previo espolvoreo de ceniza) que le daba la curvatura, para  después el otro operario  llevarlo a la era de secado. La posaba en el suelo junto a la anterior y le pasaba los dedos mojados por el lomo, lo que se puede ver en las tejas. En la era se secaban al sol durante varios días, antes de meterlas al horno.

Cuando estaban secándose en la era, la lluvia suponía un gran peligro porque arruinaba todo el trabajo. A veces las tenían que meter en el edificio auxiliar con mucha prisa, antes de que se arruinasen. La teja que se hacía en este horno era de 47 centímetros de larga, 22 de ancha por un extremo,  y 17 por otro, y 15 mm de grosor.

Las tejas crudas después se introducían en el horno, siendo muy importante su colocación vertical y bien ordenadas. Una vez llenado el horno, se tapaba la puerta de carga con piedras y barro. Encima de las tejas se ponía una capa de ladrillos cocidos y barro, dejando un pequeño orificio a manera de chimenea. Se encendía el horno por la hornilla. Sobre el fuego hay una bóveda con agujeros por donde subían las llamas. El horno se mantenía encendido unas 36 horas, atizándole continuamente hasta que el maestro tejero confirmaba por la parte superior que ya estaban cocidas de manera exitosa. Entonces tapaban con barro la hornilla y chimenea para que se mantuviese el calor, lo que ocurría al menos durante 10 días. Después se sacaban las tejas y se podían llevar en mulas al pueblo.

Hemos calculado cuantas tejas cabían en el horno. Su superficie aproximada era de 7 metros cuadrados. Las tejas bien colocadas de manera vertical caben 150 en un metro cuadrado, por lo que son unas 1.000 por capa. Con cuatro capas verticales, suman unas 4.000 tejas en cada cocido.

Tenemos noticias que este tejar funcionó de manera intermitente durante cientos de años, y se prolongó hasta los años 40 del siglo XX, según las necesidades de los vecinos. Los últimos tejeros se alojaron en la casa de Manuel Herráiz y Flora Blasco, que temporalmente se habían mudado a Peñalén durante unos años.

Trozos de ladrillos

En los alrededores del horno observamos que hay numerosos trozos de tejas, e incluso tejas pegadas producto de un mal cocimiento. Vemos que hay también trozos de baldosas, como las que hemos conocido en los suelos de la iglesia y numerosas casas de Arbeteta. También vemos trozos de ladrillos macizos, con unas medidas de 12 x 24 x 4 centímetros. Estos productos también se cocieron en el horno en distintas épocas.

Como en la visita vimos mucha vegetación, los mismos que lo visitamos la primera vez, José Pérez y Juan Luis López, volvemos el 22 de junio de 2021. El motivo no es otro que el de limpiar y adecentar el horno de tejas de toda la vegetación que lo cubre y lo rodea. Para ello llevamos las correspondientes herramientas. Con esfuerzo, sudor y una voluntad hacia lo que consideramos el patrimonio de Arbeteta, que debemos valorar y defender a ultranza, vemos por fin limpio el horno. Esperamos que las administraciones puedan llevar a cabo tareas similares.

Interior del horno

El 6 de julio de 2021 regresamos al horno y conseguimos asomarnos a su hornilla. Dentro se nos ofrece un espectáculo impresionante. Es la parte inferior del horno, el lugar donde se  encendía el fuego. Tiene la misma superficie  que la zona superior y una altura máxima de 180 cm. Sustentan la construcción tres arcos de piedra formando una cúpula, que habrán soportado el fuego cientos de años. Antes de irnos tapamos la boca de la hornilla con unas piedras para que no entren animales.

Nos resultó un triste espectáculo ver la situación en que se encontraban los hornos de la miera. La situación se ha repetido con el tejar. Estas construcciones forman parte de nuestro pasado histórico que sirvieron a nuestros antepasados. Las administraciones no han hecho nada por la recuperación de estos hornos, que están hundidos en el olvido que siempre ha existido de la cultura popular de estos pueblos.

Limpiando el horno

Vistas del horno ya limpio

Estos monumentos se podían reparar con un poco de preocupación y una mínima cantidad de dinero: los materiales de piedra y barro están allí, sólo se necesitaría un albañil mampostero. También se podrían poner señalizaciones y un panel informativo, indicando cómo funcionaban estos tipos de hornos, y como se obtenían los diferentes productos. Siempre existe la posibilidad de hacer un circuito por los distintos hornos, y cuyos visitantes participarían de los indudables valores paisajísticos y turísticos de Arbeteta, teniendo como objetivo principal la difusión de estas actividades industriales ya desaparecidas.

Juan Luis López Alonso y José Pérez Alonso » con la satisfacción del trabajo realizado.

Hemos de agradecer la valiosa y ejemplar colaboración de José Pérez Alonso en la localización y limpieza del horno, sin él no hubiésemos podido escribir este post.

Publicado en Patrimonio industrial | 6 comentarios

I Encuentro de Historiadores del Alto Tajo

El 26 de junio de 2021 ha tenido lugar en Peralveche el  primer Encuentro de Historiadores del Alto Tajo. Villadearbeteta.es, no presentó ninguna ponencia, pero estuvo representada por Juan Luis López Alonso , historiador de nuestra Villa y escritor de nuestro blog.

El encuentro ha sido gestionado y planificado por varias entidades, entre otras: el Ayuntamiento de Peralveche, la Mancomunidad de Municipios del Alto Tajo, la Federación de Asociaciones Alto Tajo y la Asociación para el Desarrollo de la Serranía Celtibérica.

Ayuntamiento Peralveche

Llegamos puntuales a las 10:00 horas de la mañana para estar presentes en las 15 ponencias, teniendo especial interés a priori en dos de ellas: “Arbeteta en el Catastro del Marqués de la Ensenada” y “La producción Artesanal del Vidrio Soplado en el Pueblo de El Recuenco”.

I Programa del encuentro de Historiadores del Alto Tajo
II Programa y ponentes del encuentro de Historiadores del Alto Tajo

El acto tiene lugar en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, con las consabidas medidas anti Covid. La apertura comienza a las 10:30 con unas palabras de bienvenida y presentación del Alcalde de Peralveche, Víctor García, del Delegado de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha en Molina de Aragón, José Antonio Herranz, y del Presidente del Encuentro, Francisco Viana Gil.

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios

Cada ponencia cuenta con 15 minutos para resumir el trabajo presentado. Todo se realiza según lo previsto. No presentan su ponencia por incomparecencia, Antonio Herrera Casado, Cronista Provincial, y José Estrada Martínez.

Entre los presentes hay vecinos de Peralveche y algunos Alcaldes de pueblos comarcanos, como la Alcaldesa de Peñalén y Presidenta de la Mancomunidad de Municipios del Alto Tajo, Ester Rubio Sanz.

En lo respectivo a Arbeteta, no vemos que se presente nada nuevo que no conozcamos los lectores de villadearbeteta.es, Francisco Viana Gil y Paula Sansano exponen “Arbeteta en el Catastro del Marqués de la Ensenada”. Se limitan a transcribir las 40 Preguntas y sus correspondientes Respuestas Generales del Catastro. Lo que exponen y publican es algo que ya tenemos publicado en villadearbeteta.es (página de inicio en el margen derecho debajo del libro memorias de Arbeteta de Ambrosio López) desde hace 7 años. Además de las 40 Respuestas, hemos tratado ampliamente “los arrieros en el siglo XVIII” en Arbeteta, según el Catastro. Ahí están, y han estado, a disposición del curioso visitante. Si se hubiesen molestado en mirar en villadearbeteta.es, se habrían ahorrado tiempo y trabajo; o simplemente, preguntando a Google por Arbeteta y Catastro de la Ensenada, te lleva directamente a nuestra publicación.

No vamos a tratar aquí los numerosos errores, sirvan dos como ejemplo: a Magdalena López
la catalogan como “ORDEÑADORA”. La palabra exacta en el texto original sería “ENNENADORA”, que nosotros pusimos “ENMENADORA” (palabra desconocida actualmente, que podríamos definir como ENMENDADORA, REMENDADORA, es decir, costurera de viejo), nada más lejos del ordeño. “Un cohete llamado Manuel Díaz”, dicen en el segundo ejemplo, cuando debían haber puesto “cohetero”, es decir, el que tenía por oficio hacer cohetes y otros artificios de fuego. Han defraudado nuestras expectativas.

Alba Costero Teruel, en cambio,  no defrauda nuestras perspectivas sobre la producción artesanal del vidrio soplado de El Recuenco. Muestra optimismo, ganas de trabajar, y con proyectos futuros.

Antonia Ibáñez, de Armallones, nos presenta una tierra de bosques con sus productos de pez y aguarrás, especialmente su comercialización por toda España por sus paisanos.

En este Encuentro lo más positivo, desde nuestro punto de vista, son los intercambios de opiniones, los contactos para el futuro y los proyectos. Quedamos con nuestras buenas intenciones para el año que viene, que se celebrará en Peñalén.

Nos hacen entrega del libro que contiene las Actas impresas, y posteriormente nos agasajan con un refrigerio a la sombra del olmo de la plaza, como a los últimos hombres buenos.

¡¡En Peñalén nos vemos!!

Publicado en Historia | 1 Comentario

Los Quintos (1901-1921) (2ªparte)

Vamos a continuar en este nuevo post con la segunda parte de los quintos de principio del siglo XX, pero antes de comenzar el lector encontrará que nos faltan los quintos de los años 1900 y 1906 . Ello se debe a que los volúmenes en que se encuentran los quintos de esos años no se hallan en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, donde se encuentran el resto de los años.

Talla y peso de reclutas

El reclutamiento de los quintos a principios del siglo XX mantenía el mismo patrón año tras año: a comienzos de año se repartía a cada mozo la citación para que acudiese al alistamiento en el Ayuntamiento. Allí se realizaría un sorteo con el número que ha sacado para su orden de reclutamiento, se medía su estatura, peso y  contorno torácico. El quinto tenía oportunidad de presentar sus alegaciones. Además de las medidas se anotaban los nombres de los padres, su alfabetismo, exenciones y observaciones finales.

Entre los quintos podréis ver que algunos no se presentaron y fueron dados por prófugos. Eran tiempos de la guerra de África, que comenzó en 1911. Esta guerra levantó un profundo descontento popular por lo injusto que resultaba el sistema de quintos con la sustitución y la redención en metálico. Los mozos que entraban en quintas y tenían posibles, podían costear un sustituto, o efectuar un pago en metálico, con lo que eludían el servicio militar. Una canción de quintos decía: “Si te toca te jodes / que te tienes que ir / que tu madre no tiene / para librarte a ti”.

En Arbeteta sólo hemos localizado una redención en metálico, la de Pedro Alonso Martínez, el tío “Periquillo” en 1910, que se libró de los tres años de servicio militar, tras pagar al estado 1500 pesetas, a través de la oficina que tenía en Guadalajara D. Antonio Boixareu y Claverol, como podéis ver en la fotografía adjunta. Esto terminaría con la Ley de Reclutamiento y Reemplazo de 1912. La podéis ver en este enlace:

http://www.bibliotecavirtualdefensa.es/BVMDefensa/i18n/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=9088

Listado de los mozos exentos del servicio militar por pago al Estado. 1910.

Detalle de la foto de arriba con el nombre de Pedro Alonso Martínez «el tío Periquillo»

Según van pasando los años iréis conociendo a alguno de vuestros abuelos y bisabuelos. Así que vamos con el listado de todos ellos. Después del nombre del recluta, ponemos la talla, las alegaciones expuestas , resultado de las alegaciones, resolución de las mismas, padres y si sabe leer y escribir.

1901:

Juan Alonso Martínez, 151 cm, físicas, excluido por corto de talla. Hijo de Manuel y Aniceta.

Jacinto García Arnao, 157, ninguna, soldado, hijo de Manuel y Remigia.

Escolástico Cortés del Amo, 155,5, padre sexagenario, exento, exceptuado, Juan e Inés.

Andrés José López Herráiz, 162, física, soldado, Julián e Inocenta.

Bernardino Costero López, 172, física, soldado, Gil y Marcela.

1902:

Santiago Montón López, 149, física, excluido, corto de talla, Pedro y María, sabe leer y escribir.

Antonio Segovia García, 159, soldado, Julián y Toribia, si (sabe leer y escribir).

Manuel Felipe Alonso Costero, 151, ninguna, excluido por corto de talla, Felipe y Antolina, sí.

Lorenzo del Amo del Amo, 168, física, excluido temporal, soldado, Francisco y Matilde, no.

Felipe del Amo Alcolea, 171, hermano sirviendo (Ramón 1898), soldado, Timoteo y Josefa, no.

Cándido Costero López, 155, hijo de viuda pobre, soldado, Mariano y Serapia, no.

Mariano Costero del Amo, 156, hijo de viuda pobre, exceptuado, Atanasio y Tomasa, no.

Vicente de Amo Pérez, 166, padre impedido, exceptuado, Toribio y Felisa, no.

1903:

Claudio de la Presa Segovia, 155, padre  impedido, exceptuado, Celestino y Marcelina, no.

Juan López Costero, 177, exceptuado, Luciano y Nemesia, si sabe leer y escribir.

Manuel López López, 151, ninguna, excluido por corto de talla, Guillermo y Fulgencia, no.

Hilarión Martínez Costero, 156, hermana huérfana, exceptuado, Damián y Ramona, no.

Claro Fernández Martínez, 152, hijo de viuda pobre, excluido, soldado en 1904, Baltasar y Águeda, no.

Joaquín García Moré, 159, física, excluido corto de talla, soldado en 1904, Patricio y Josefa, sí.

Bruno García Arnao, 155, padre impedido, exceptuado, Manuel y Remigia, no.

1904:

Eustaquio Alonso Costero, 156, ninguna, soldado, Felipe y Antolina, sí. (Era Eustasio).

Pedro del Amo Pérez, 152, hijo de viuda pobre, excluido por corto de talla, Basilio y Victoria, sí.

José Herráiz Costero, 166, padre impedido, exceptuado, Lucio y Elisa, sí.

Enrique Alonso Martínez, 157, ninguna, soldado, Manuel y Aniceta, sí.

1905:

Pedro Rojo Alonso, 162, ninguna, soldado, Bonifacio y Luciana, sí.

Candelas Santiago Alonso Costero, 147, ninguna, excluido corto talla, Felipe y Antolina, sí.

Tiburcio del Amo Laína, 147, ninguna, excluido corto talla, Aniceto y Antonia, sí.

Hilarión Costero Pérez, 162, ninguna, soldado, Valentín y Anastasia, sí.

Víctor Martínez Ruiz, 162, padre sexagenario, exceptuado, Ángel y Fausta, sí.

Pascual Alonso Herráiz, 157, soldado, excedente, Pablo y Evarista, si sabe leer y escribir.

Félix Casimiro Pazos Sobrino, fallecido, Críspulo y Pilar, sí.

Vicente Herráiz Pérez, 154, ninguna, soldado, Eugenio y Máxima, sí.

Genaro Alonso García, 159, física, excluido, Segundo y Tomasa, sí.

1907:

Gabriel Pérez López, 163, ninguna, soldado, Gregorio y Petra, si sabe leer y escribir.

Sabas Antonio del Amo del Amo, 164, ninguna, soldado, Francisco y Matilde, no.

Pedro García del Amo, 154, padre sexagenario, exceptuado, Tomás y Teresa, no.

1908:

Juan Benito Herráiz Pérez, 160, padre sexagenario, soldado, Eugenio y Mónica, sí.

Víctor Costero Martínez, 156, ninguna, soldado, Eusebio y Sebastiana, sí.

Florentino Costero Martínez, 155, padre impedido, exceptuado, Antonio y Petra, sí.

Isidoro Herráiz del Amo, 156, ninguna, soldado, Juan y María, sí.

Mariano del Amo Alcolea, 162, padre sexagenario, exceptuado, Timoteo y Josefa.

1909:

Pedro del Amo Pérez, 160, física, padre sexagenario, soldado, Pedro y Felisa, no.

Mariano Herráiz Martínez, 156, ninguna, soldado, Antonio y Margarita, sí.

1910:

Pedro Alonso Martínez, 156, ninguna, soldado, Manuel y Aniceta, sí.

Federico Herráiz Herráiz, 166, física, soldado, Faustino y Natalia, si sabe leer y escribir.

Martín del Amo López, 166, física, soldado, Mariano y Francisca, no sabe leer y escribir.

Ignacio Mañas Gil, 168, soldado, Félix y Ana, si sabe leer y escribir.

1911:

Casimiro Costero del Amo, 155, padre impedido, exceptuado, Gregorio y Lucía, sí.

Juan López López, 157, física, soldado, Mariano y Tomasa, sí.

Rufino Pérez López, 151, física, excluido por corto de talla, Gregorio y Petra, no.

Higinio Argilés Monguía, 159, ninguna, excluido, Quintín y Rufina, no.

Cipriano Mañas Gil, 169, voluntario, soldado en el Regimiento Asturias, Félix y Ana, sí.

1912:

Calixto Santiago Costero Martínez, 153, ninguna, excluido corto talla, Eusebio y Sebastiana, sí.

Eustasio Segovia García, fugado, Juan y Toribia.

Mariano Ramón Costero Alonso, fugado, Bernabé y Vicenta.

1913:

Casto Alonso Martínez, 156, ninguna, excluido, Manuel y Aniceta.

Joaquín Pérez López, 159, ninguna, soldado, Gregorio y Petra, sí.

Zoilo López de la Presa, 162, hijo de viuda pobre, exceptuado, Clemente y Marcela, sí.

1914:

Mónico López, llamado Mariano , «el tio Jaque». Padre de Benita, Fabriciano ,Ambrosio y Pedro.

Mónico López Cortés, 160, física, padre impedido, soldado, Hilario y María, sí.

Casto del Amo López, 165, padre impedido, exceptuado, Mariano y Francisca, sí.

Mariano Cortés, Cortés, 161, física, soldado, Antonio y Paula, sí.

Esteban Casto Alonso Martínez, 163, padre sexagenario, exceptuado, Martín y Anastasia, sí.

Víctor López López, 164, padre sexagenario, soldado, Mariano y Tomasa, sí.

Pascual Costero López, 167, ninguna, soldado, Vicente y Petra, sí.

1915:

Deogracias Saturnino López Herráiz, 154, exceptuado, juan y Juana, no sabe leer y escribir.

Pedro del Amo García, 155, soldado, Victoriano y María, sí.

Agustín Aguado Herráiz, 164, soldado, Benito y Saturnina, sí.

Ricardo Emilio del Amo Parrilla, 156, exceptuado, soldado, Antonio y Emilia, sí.

Nicolás Alonso del Amo, 156, exceptuado, soldado, Santos y Elena, sí.

Mariano Fernández Martínez, 160, soldado, Baltasar y Águeda, sí.

Mariano del Amo Costero, 147, excluido por corto de talla, José y Eulogia, sí.

1916:

Pascual del Amo Martínez, 160, excluido, Miguel y Liboria, sí.

Justo Alonso Martínez, 157, soldado, Julián y Encarnación, sí.

Miguel Costero Martínez, 163, soldado, Vicente y Petra, no.

Emilio López Cortés, 156, soldado, Hilario y María, sí.

Antonio del Amo López, 166, exceptuado, Manuel y Ambrosia, no.

1917:

Félix Alonso Rojo, 174, soldado, Juan Pablo y Casimira, sí.

Crispín Costero Costero, 164, soldado, Venancio y María, sí.

1918:

Isidoro Herráiz Martínez, 147, excluido por corto de talla, Anastasio y Margarita, sí.

Leandro Cortés Cortés, prófugo, Antonio y Paula, sí.

Antonio García López, 160, prófugo, Vicente y Vicenta, sí.

Hilario Costero del Amo, 164, Gregorio y Lucía, sí.

Damián Costero Alonso, 166, soldado, Bernabé y Vicenta, sí.

1919:

Máximo de Pedro del Amo Blasco, 161, exceptuado, Francisco y Lorenza, sí.

Juan Alejandro Herráiz Pérez, 171, soldado, Eugenio y Mónica, sí.

Evaristo Pascual Auge, 175, (nació en Beteta), soldado, Mariano y María, sí.

Paulino Costero Costero, 162, soldado, Venancio y María, sí.

1920:

Eleuterio Larrán Sacristán, prófugo, Ricardo e Ignacia.

Antonio Costero Martínez («el Mahoma») ,166, excluido, Isidoro y María. No sabe leer y escribir.

Eustasio García Guerrero, 175, soldado, Elías y Feliciana. No sabe leer y escribir.

Mariano del Amo Alonso, 150, soldado, Víctor y Jacoba, no sabe.

Daniel Alonso Martínez, 158, soldado, Julián y Encarnación, no.

Francisco del Amo Francisco, 166, exceptuado, Juan y María, no sabe.

Andrés García Rama, prófugo, Juan y Margarita.

1921:

Cesáreo Blasco López, 162, nada, soldado, Gregorio y Manuela, sí sabe leer y escribir.

Faustino del Amo del Amo, 158, nada, soldado, Gregorio e Isabel, no sabe leer y escribir.

Florencio Alonso del Amo, 164, nada, soldado, Santos y Elena, sabe.

Pablo Costero Costero, 163, nada, soldado, Venancio y María, sabe leer y escribir.

Zacarías Alonso del Amo, Excluido, Dámaso e Hipólita.

Publicado en Historia | 3 comentarios