Vamos a empezar el primer post del 2017 con un caso peculiar que pasó en Arbeteta a finales del siglo XVIII. Ocurrió en 1786 , un año importante para nuestro pueblo, ya que estaban en plena construcción de la torre de la Iglesia de San Nicolás de Bari. Este suceso sirvió como enfrentamiento entre algunos de sus vecinos. El origen de este pleito fue la compra de unas judías, y no pocas, 42 arrobas (475,8 kilos), con las que tendrían los vecinos asegurado su suministro por una larga temporada. Un caso de nepotismo de la época, leeremos un repertorio de los insultos que podían ser habituales entre los vecinos de ese tiempo .
Arbeteta ha sido siempre tierra de garbanzo y almorta. Las judías se producían en pequeña cantidad porque requerían un riego que resultaba escaso. La judía que faltaba, se obtenía por compra o trueque. En el caso que presentaremos de finales del siglo XVIII, las judías se vendían en el “puesto público”, tienda de surtido de “los cinco ramos” (carnes, vinagre, jabón, aceite y vino), en un local municipal de 25 metros cuadrados propiedad del Concejo, que se situaba en la calle Real. Desconocemos su ubicación exacta. Todos los años salía ese puesto a remate, rematándose en el vecino mejor postor, que se llevaba un porcentaje sobre lo vendido.
Las judías servían de alimento a casi todos los vecinos de Arbeteta, debido a que estas legumbres son muy esponjosas y contienen abundante sustancia nutritiva. Este alimento, como todas las cosas, requiere oportunidad y circunstancias. El fuego lento de la lumbre era esencial para guisarlas.
Cocidas lentamente en el puchero, eran la cena que nuestros paisanos saboreaban, con más delicia que el mejor ibérico actual. Por extraño que nos parezca, a base de probarlas, llegaba uno a acostumbrarse y aún a amarlas, dándose el caso hoy día, de algún paisano que las añora. El temor a las desagradables y embarazosas exhalaciones gaseosas, no era motivo para que nuestros paisanos se privaran de las ventajas nutricionales de las judías.
El pleito de las judías de 1786 se encuentra inserto en una Causa más amplia que se formó en 1789, y que encontramos en el Archivo Histórico Nacional. En 1789 tuvo que venir a Arbeteta como Juez de Comisión el Licenciado Vindel, acompañado del escribano Trúpita, e instalaron la Audiencia en el pueblo. Tomás Montón, Notario de Reinos, vecino de Arbeteta[1], hizo exhibición, en cumplimiento de su proveído, de tres piezas de Autos: una de ellas era la Causa de las judías.
Vamos a encontrarnos en esta Causa tan trivial a primera vista, como la venta de unas judías, en una lucha de poder entre los cargos públicos del ayuntamiento, o mejor dicho entre 2 bandos de caciques del pueblo, gente mediocre que con sus envidias y mal hacer quieren beneficiarse y timar a los vecinos.
La causa se compone de 56 hojas y fue promovida a instancia y por querella de Julián García Asenjo y Victor López, vecinos y Regidores de esta Villa contra Juan Esteban Martinez, Procurador Sindico de la misma y de su hermano Isidro [2], sobre palabras ofensivas entre si.
Pero vamos a empezar por el principio de esta enrevesada historia . Victor López compra 42 arrobas (475,8 kilos) de judías al precio de 17 reales, con la aparente buena intención de ceder sin interés alguno a los vecinos y así tener abastecimiento en el pueblo de estas legumbres para el invierno. Una idea formidable , sino fuese porque el precio con el que quería venderlas era de 22 reales la arroba. Con esta operación saca un beneficio de 210 reales para su familia y a la vez tiene el agradecimiento de todo el pueblo . Pero el tiro le salio por la culata , ya que cuando estaban pesando las judías en el ayuntamiento Juan Esteban e Isidro Martinez le increpan y denuncian delante del alcalde sus verdaderas intenciones . El juez instructor en el pleito era Baltasar Carrillo y dice así:
«Isidro y Juan Esteban Martinez», hermanos, están procesados en la causa criminal pendiente, a instancia de Víctor López, porque hallándose Regidor el año anterior (el Víctor), le injuriaron gravemente de palabras y obras, y principalmente el Isidro, el cual tuvo la osadía de tomar en las manos un hacha de monte, y en lo más claro del día, marchar por la calle y plaza pública dando voces desentonadas y conminatorias, y desafiar al Víctor que se hallaba en su casa. Y viendo que no salía de ella, ni aceptaba el desafío, llegó su ánimo criminoso al extremo de acometer la puerta de la casa del Víctor, abriéndola violentamente a fuerza de los golpes que dio con la referida hacha, por lo que están también impedidos, con tacha legal absoluta de ser insaculados, mayormente cuando el desafío es delito que por derecho civil y canónico causa infamia, y hace infame a quien desafía, y reo de las mayores penas».
Terminamos nuestra historia con los acusados en la cárcel de la Villa y llevando grilletes. Se les embarga sus bienes. Pero al final la suerte está de su lado y terminán libres pagando una fianza carcelera. Aunque con este episodio no terminaron sus andanzas.
A Víctor López lo vimos en el post de este blog “Arbeteta en la Guerra de la Independencia Española, 1811”, en la Sumaria que se le abrió, junto a sus hijos, por el robo de grano del pósito después del saqueo de éste por los franceses y a Baltasar Carrillo en El Ilustre Hidalgo de la Villa D. Baltasar Carrillo Sicilia (1732-1805)”.
*Causa de la judías y declaración de los testigos, relatando los hechos. Documentos transcritos por Juan Luis López.
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El Ayuntamiento en el siglo XVIII, lo componia: 2 alcaldes ordinarios, 2 regidores y un procurador sindico general, pero este tema lo vamos a explicar con detalle en el siguiente post.
[1] De Tomás Montón descienden todos los vecinos de Arbeteta que llevan el apellido Montón.
[2] Isidro Martínez: Se dedicaba a la arriería. Lo veremos encausado por la Inquisición y preso en la cárcel secreta de la Inquisición de Cuenca, de donde se fugará.
Muy curioso el tema de las judías. A mí me siguen gustando mucho quizás porque desciendo de Tomás Montón.No se andaban con chiquitas en aquella época: a falta de armas, el hacha.Enhorabuena a Lourdes y Juan Luis.
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