Como todos los pueblos, Arbeteta cuenta también con numerosos sucesos, su monótona tranquilidad era sacudida de vez en cuando por sucesos extraordinarios y dramáticos que los vecinos vivieron de una manera directa y que se quedaron grabados en su memoria. En este post os presentaremos una muestra de estos sucesos.
EXPLOSIÓN DE UN ARTEFACTO
El 23 de mayo de 1939. La guerra civil ha terminado hace pocos días. En casa de Sinforosa García (a Sinforosa la encontramos en el capítulo de cabras y cabreros) se encuentran unos jóvenes de Arbeteta: su hijo Eleuterio del Amo García, soltero de 24 años, Agapito del Amo López, Jesús Alonso Fernández, soltero de 22 años, y Antonio Costero, soltero de 21 años. Estaban, según sus declaraciones, manipulando un pistón de mortero, que habían encontrado en el pajar de la casa de Federico Herráiz (esta casa “había sido destinada por el comité rojo de la localidad” durante la guerra, para almacenar bienes requisados y alojamiento de tropas). Este pistón debió ser abandonado por las tropas, y al ser manipulado se les cayó al suelo y estalló, resultando heridos los tres últimos. La explosión se oyó por todo el pueblo, incluso desde el camino de Villanueva, como nos indica un testigo.

Los cuatro declaran lo que va dicho ante el Juez Municipal, Federico Herráiz, que solicita un informe al médico de Arbeteta, Pedro Martínez Sierra. Éste informa, el 24 de mayo, que ha reconocido a Antonio Costero, el herido más grave, que perdió dos falanges del dedo pequeño de la mano izquierda y múltiples heridas en el cuerpo, producidas por la metralla de la explosión de un artefacto de pequeña potencia. Se equivoca con el nombre, porque después, el 29 de septiembre, el Juez de Cifuentes solicita nuevo informe a este facultativo, pero sobre las heridas de Jesús Alonso Fernández. El 19 de octubre este doctor, acompañado de su colega de Villanueva de Alcorón, Antonio Bravo Ortega, informan que han reconocido a Jesús y le han encontrado restablecido de sus heridas, quedándole la pérdida de las dos falanges del dedo pequeño de la mano izquierda, que no le imposibilita para continuar en trabajos agrícolas, a que se venía dedicando. El 29 de octubre ordena este Juez que dichos facultativos informen los días que han necesitado asistencia los tres heridos, los que han estado impedidos para sus ocupaciones, y si han perdido algún miembro o les haya quedado impedido para el trabajo. Queda claro que ese día no les tocaba, o fue su día de suerte.
MUERTE EN EL CAMPO
La noche del 21 de abril de 1950, Jesús Costero López, de 72 años, pastor y vecino de Arbeteta, no acudió a su domicilio. Se da la alarma y los cabos 1º de la Guardia Civil del puesto de Arbeteta, Ramón Hidalgo y Enrique Romance Herrando; los guardias Juan Alguacil Vázquez y Anselmo Calvo Moreno, así como muchos vecinos del pueblo, salieron en su búsqueda. Se formaron varios grupos de búsqueda por distintas direcciones por las que se creyó que podía estar.
A las 8 de la mañana del día 23 fue hallado su cadáver en el sitio denominado “La Rascosa”, tendido en el suelo en posición de cubito prono, junto a un chaparro, y a dos pasos de él una garrota, deduciéndose por los síntomas, que la muerte le pudo sobrevenir de manera casual. Por todo ello, el Juez de Paz de Arbeteta, Federico Herráiz, lo notifica al Juez de 1ª Instancia e Instrucción de Cifuentes. Jesús Costero era hijo de Juan Costero y de Serapia López, y viudo de Cirila García del Amo. Padre de Vicenta y Marcas primera casada en Francia; la segunda era soltera, residente en Arbeteta.
ROBO DE OVEJAS
Arbeteta 1 de marzo de 1902, Faustino Herráiz Alonso vecino del pueblo, ha dejado cerradas sus ovejas en su paridera. Esa noche las visitan los cuatreros y roban 24 de ellas. Os podéis imaginar la que se organizó y la alarma que supuso en el pueblo. Según su denuncia, las ovejas robadas son las siguientes:
Cuatro ovejas mayores preñadas, cuatro borregos, un carnero semental, una parida sin cordero. catorce cabezas de las que ignora las edades, pero todas con la señal siguiente: oreja derecha horquilla y mosca, y la izquierda mosca sola; alguna herrada en la nariz con la letra F y la empega B.

El robo supuso la alarma de todos los vecinos, y en especial la de los ganaderos. Pasaron los días y no aparecían. El Juez de Instrucción de la Villa y Partido de Cifuentes, Manuel González Ruiz, publica el 13 de marzo de 1902 una requisitoria, rogando y encargando a todas las autoridades, civiles y militares, y que los agentes de policía judicial procedan a la búsqueda del ganado lanar. La búsqueda no debió tener éxito porque la Gazeta de Madrid del 21 de abril de 1902 publicaba para su búsqueda la requisitoria del Juez de Cifuentes. No sabemos si aparecieron, aunque nos tememos que Faustino se quedó sin ovejas.
MUERTE EN LA CARRETERA
Arbeteta, 5 de mayo de 1953. Agustín Aguado Herráiz, vecino y cartero de Arbeteta, se presenta a las 4 de la tarde ante el Juez de Paz, Salvador Pérez, denunciando el hallazgo de un cadáver en el kilómetro 1,100 de la carretera de la Casilla, en término de Arbeteta. Este Juez lo comunica inmediatamente al Juez de 1ª Instancia e Instrucción de Cifuentes. Al día siguiente este Juez toma declaración a Agustín, que declara que “cuando venía de la Casilla donde recoge el correo en dirección a Arbeteta, y alrededor de las tres y media de la tarde, vio a una mujer reclinada en la cuneta de la carretera (…) que se acercó a la misma y reconoció a Teresa López, vecina de Peralveche; que la llamó, y como era sorda le dio con el pie para saber si estaba dormida o enferma, y enseguida se dio cuenta que debía estar muerta, por lo que retrocedió en su camino en busca de Pilar Costero y de Eusebio Martínez, que sabía que venían detrás; que los tres juntos volvieron a mirar el cuerpo de Teresa, y persistiendo en la creencia de que era cadáver, el dicente se vino en la bicicleta a dar cuenta a las autoridades locales, dejando en custodia del cuerpo a las dos personas mencionadas”.
A continuación declara el marido de Teresa, Faustino González García, vecino de Peralveche, labrador, de 69 años y dice que está casado con ella desde hace 20 años. Añade que Teresa llevaba dos días queriendo venir a Arbeteta, pero que él no la dejaba por su avanzada edad, y que ese día debió aprovechar que él había salido, para cumplir su deseo de venir a Arbeteta, a pesar de que a su hijo Hilario lo había visto hacía poco tiempo. Añade que nadie le tenía mal querencia, por lo que debió ser una muerte natural.

Seguidamente declara Hilario Téllez López, hijo de Teresa, de 48 años, casado, vecino de Arbeteta y carpintero. Narra sus movimientos desde que se enteró por el cartero. Dice que su madre estaba casada en segundas nupcias con Faustino González, y que se llevaban bien. Que del primer matrimonio Teresa tenía, además de a Hilario, a Florencio, que residía en Lorca, y a Ángela con residencia en Lérida. Que no cree que le tuviera nadie mal querencia o deseara su muerte, y que en su opinión la muerte se debió a causas naturales. Al día siguiente el pueblo de Arbeteta, dando muestras de dolor, acompañó a la familia en el sepelio de Teresa.
ROBO DE TRIGO
En la noticia de abajo del juzgado de primera instancia de Sacedón, a 21 de mayo de 1880, aparece un paisano nuestro por una denuncia por hurto de trigo. Era común este tipo de robos ya que hablamos de una época en el que la vida era dura y que difícilmente llegaba la comida para toda la familia.
La noticia de abajo también es del mismo juzgado que la anterior, pero han pasado 4 años, es de marzo de 1884 y nos indica que el mismo paisano, o sigue encausado por el mismo delito, o volvió a delinquir.
Que artículo más interesante!! Una vez más muchas gracias
Muy interesante. Hay que profundizar más en el conocimiento de «Nuestra Historia» para conocer mejor el fundamento de nuestra civilización. Muchas gracias por vuestro esfuerzo y labor de investigación (siempre habrá alguien que os valore en su justa dimensión).
Amigos Juan L. Lourdes: En vuestro capitulo anterior » horno de miera «os envié una felicitación por vuestra magnifica publicación-
Y hoy no puedo pasar indiferente, ante este nuevo capitulo, sin volver a felicitar a estos dos autores-J-L y L, porque como os dije, a través de vuestras publicaciones, nos ayudáis a recordar y así volver a vivir tiempos pasados o bien conocer ciertos eventos para muchos desconocidos-
Gracias de nuevo por vuestras publicaciones y ánimo a seguir deleitándonos e instruyendo.