Con esta nueva entrada nos vamos a trasladar a una Arbeteta no tan apacible como os hemos contado otras veces. Vamos a hablar de una Arbeteta donde en ocasiones estuvo sobresaltada por accidentes considerados laborales, que supusieron tragedias entre los familiares, vecinos, conocidos, en fin, para todo el pueblo.
En el siglo XIX el ritmo de la vida que tenían nuestros antepasados dependía de las horas de luz, el tiempo era medido por el reloj de la torre y las campanas de la iglesia . La instalación del reloj en la torre tuvo lugar a finales del siglo XVIII. El toque del Ángelus a mediodía señalaba un punto en torno al cual podían estructurarse los quehaceres diarios. Con la salida del sol daba inicio a la jornada laboral, que concluía con la puesta del mismo, siendo más larga en verano que en invierno.
Los vecinos de Arbeteta se dedicaban mayoritariamente a labores agrícolas y ganaderas, una vez que se cerró la fábrica de vidrio a mediados del siglo XIX . La mitad de pueblo de una manera o de otra trabajaban para la fabrica , unos con exclusividad y otros compaginando esta actividad con sus tierras y ganado.
Por lo general, si exceptuamos los arrieros, los vecinos de Arbeteta no habían salido de su pueblo o de los pueblos limítrofes. El no recorrer largas distancias favorecía el conocimiento del terreno que les rodeaba, con plena integración en la naturaleza . La climatología era temida no sólo cuando mostraba su cara más dura sino que, hechos que hoy en día no suponen un problema, para ellos podía llegar a ser una cuestión de supervivencia, como veremos en dos de los casos que presentamos.
De estos accidentes laborales, en donde los errores suponían la muerte trataremos hoy. De algunos habréis oído hablar; otros os serán desconocidos. Seguro que hubo más accidentes, pero su conocimiento no ha llegado a nosotros. Trataremos de ponerlos cronológicamente. A las noticias les adjuntamos el recorte de prensa de la época

Recorte de los periódicos La Opinión y el País del Asesinato de Inocencio Rodriguez. Año 1887. Recorte del Boletín Oficial de la provincia con el encausamiento de Anselmo Herraíz. Año 1904
Asesinato en la era
El 17 de agosto de 1887 fue asesinado Inocente Rodríguez Martínez , era de noche y estaba en la era custodiando el grano, había sido alcalde de Arbeteta entre 1883 a 1885. Era la época de la trilla, no sabemos los motivos que pudieron llevar a este asesinato, si fue por robo o quizás por alguna venganza personal . En el recorte de arriba se desconoce según la guardia civil quien fue el autor de los hechos, pero nosotros indagando hemos descubierto que 17 años después aparece encausado en la muerte del anterior, Anselmo Herràiz, vecino también de Arbeteta y según el recorte que adjuntamos del Boletín Oficial de la Provincia, está en paradero desconocido. Juzgado de Instrucción de Cifuentes.
Hundimiento en la mina de cielo abierto en la Solana del Santo y en la Cabeza del Yeso
Los accidentes en las minas eran de todos conocidos, aunque fueran al aire libre. En la noticia de periódico Flores y Abejas y La Región nos cuenta como el 22 de abril de 1902 y el 17 de noviembre de 1907 fallecen Manuel del Amo en la Solana del Santo y Clemente López en el lugar denominado Cabeza del Yeso, al ser sepultados por un desprendimiento de un terraplen. La curiosidad de estas dos noticias es que en estos dos accidentes estuvo Pedro del Amo, que consiguió salvarse en ambos.
Se han conocido resto de hornos al sureste de la cabeza del yeso. La cabeza del yeso es un lugar de paso en el antiguo camino de Armallones, también llamado «Camino de los Serranos».
Ahogamiento de un ganchero en el Rio Tajo a su paso por el termino de Arbeteta
El 30 de mayo de 1915: Manuel Cosín, de oficio ganchero, muere ahogado en el río Tajo a su paso por Arbeteta cuando trabajaba en la conducción de maderas por el río. La zona de todos conocida del río Tajo por su paso por el término de Arbeteta es la Cueva del Pajar.
¿Pero quien eran los gancheros? Los gancheros eran hombres fuertes, robustos, con un oficio ya desaparecido y peligroso que consistía en el transporte de troncos de madera por los ríos. Sin más lazos que la obediencia, dentro del deber y con una organización extraordinaria ya que de ello dependía su vida.
Al frente de la ganchería se encontraba el «maestro de río», quien dirigía a todo el grupo de gancheros, compuesto fundamentalmente por tres compañías: la delantera, la de en medio y la zaga. Todos ellos llevaban como única herramienta un bichero. La pericia del ganchero y su conocimiento del río eran de vital importancia para entregar la mercancía en su destino sin percances.
Los gancheros fueron durante siglos los responsables del transporte fluvial de maderas. Este oficio terminó cuando se desarrolló el transporte terrestre por carretera y ferrocarril, ya bien entrado el siglo XX, pero durante siglos convirtieron nuestros ríos en verdaderas autopistas de mercancías, tanto por velocidad como por volumen de madera transportada. Estos transportes fluviales no solo se daban en el Tajo, también tenían sus rutas el río Turía hacia Valéncia, el río Gállego en el Pirineo Aragonés y el río Segre en el Catalán.
Las expediciones en el río Tajo comenzaban en el curso alto del río, en la provincia de Cuenca, donde se cortaban árboles que tuviesen unas dimensiones mínimas, y concluían en Aranjuez.
Tenemos una anécdota del año 1908 de la abuela materna de Juan Luis Lòpez Alonso, Leonor Rojo Costero, fue por primera vez a Aranjuez siendo una muchacha de 14 años . Iba con su padre Bartolomé , un par de mulas y otros vecinos de Arbeteta, como habitualmente hacían para trabajar en lo que se denominaba «la saca» . Este trabajo consistía en extraer con las mulas los pinos que habían llevado los gancheros . Mientras lo hombres trabajaban, ella cocinaba preparando el rancho. Cuando terminaron la temporada subieron todos para Arbeteta y como recuerdo de aquellas tierras, se trajo unas plantas de fresas que plantó en el huerto. Todos los años daban su pequeña cosecha para delicia de toda su familia.
Muerto de frío por temporal de nieve
Según la noticia que adjuntamos del periòdico El Liberal , el 2 de febrero de 1919, día de la Candelaria, Toribio Escamilla de 28 años de edad, de profesión peón caminero, había bajado a Arbeteta para aprovisionarse de víveres , al regresar a la residencia donde vivia con su familia en la casilla del Pozo Miga, en el término de El Recuenco, el temporal de nieve lo enterró apareciendo su cadáver días después con el deshielo. Dramático suceso ya que apareció 400 m cerca de la casilla donde vivía.
Muerto haciendo leña
El 27 de octubre de 1929 Andrés López Alonso fallece al arrancar una mata de sabina y despeñarse desde una altura de 15 metros. Este Joven era hijo único de el «tío Patas», Andrés López Herráiz, y de su mujer Gregoria Alonso ( hija de Antonio Alonso de la Llana, el «tío Lechuguino»)
Gregoria Alonso había estado casada en primeras nupcias, hasta que enviudó, con Lázaro Alonso. De éste primer matrimonio Gregoria tuvo a Purificación , «la tía Pura» y «la tía Ángela» , casadas con los hermanos Dionisio y Emilio López, abuelos de varias lectores de estas páginas.
El riesgo del cobrador
Las agresiones siempre han estado presente a lo largo de todos los tiempos sobre todo cuando se trata de embargar y cobrar , sino que se lo digan a este pobre empleado de Recaudaciòn de Brihuega , aunque en este caso se libró con unos golpes según nos cuenta la noticia del periódico Flores y Abejas.
El día 26 de abril de 1931: Mariano Costero, vecino de Arbeteta agrede al auxiliar de la Recaudación de Contribuciones, por haber embargado días antes a su padre.
Muerte por Rayo
Este accidente lo tenemos todos de alguna manera más reciente en la memoria, no porque lo hayamos vivido por la fechas en que ocurrió, sino porque fue impactante para toda Arbeteta . Ocurrió el 7 de mayo del 1951 cuando Félix López Alonso, hijo de Emilio y Ángela, de 19 años y de oficio pastor. Fallece por chispa eléctrica cuando se encontraba refugiado de la tormenta debajo de un pino junto con Ángel Navarro Huete, también pastor de 27 años y vecino de Arbeteta que resultó gravemente herido, estaban en Los LLanos del Ontolmo.
Angel Navarro Huete, es tio abuelo mio, sus hermanos eran Pedro mi abuelo, Teodoro, y Tomas que todavía vive en Francia. Me hubiera gustado conocer a mi abuelo
Contestar a Ana Belén Velázquez Navarro._ Leído tu interés por conocer algo de tu abuelo Pedro Navarro Huete, buena persona, casado con Rosa López._ Me atrevo a lo que mi humilde memoria me alcance._ Hijo de Guillermo Navarro, de Peñalén y de Catalina Huete, de El Recuenco._ Hermanos: Florencia casada, con Rufo, de Peralveche. Teodoro, casado con Petra, de Armallones. Angel, casado con Marcas, de Arbeteta y Tomás._ Yo, Fabriciano López Blasco, natural de Arbeteta, hijo de Mariano López Cortés y de Eleuteria Blasco López._ Sobre últimos de junio de 1945, íbamos juntos de pastores mi primo Félix López Alonso y yo. El ganado lo dejábamos en la paridera de Valdeperete, y tu abuelo Pedro, buena persona, estaba de pastor para el «tio» Joaquín Pérez y Emilia Herráiz y cerraba el ganado en la paridera del Blnquedal. . con él, tu abuelo, teníamos amistad, confianza y nos asesoraba. Dejándonos recuerdos agradables._ Espero te haya dado pista sobre él (nació sobre 1.917)._ Un saludo, Fabriciano.
Gracias por la información, mi abuela Rosa Lopez, era chiquitilla, pero lo más grande para sus hijos y nietos, allá dónde estés yaya Rosa, sabes que nuncaaa te dejaré de querer, no hay dia que no me acuerde de ti. Te quiero yaya. y fotos de por aquel entonces? Tiene alguna? Yo soy hija de Balbina Valentina Navarro López, LA MUJER MÁS LUCHADORA EN LA VIDA, Y A LA QUE NUNCA NINGUNA MUJER LE LLEGAREMOS A LA SUELA DE LA ALPARGARTA COMO SE DICE. ES EL MEJOR EJEMPLO A SEGUIR HOY POR HOY, TAMBIÉN CHIQUITILLA, PERO MÁS GRANDE QUE LA BASILICA DEL PILAR. UNA LUCHADORA POR SU FAMILIA, LA MEJORRRRR