NAVIDAD 2025

Maestro de Ventosilla. Año 1530. Museo del Prado

Feliz Navidad a todos los que disfrutáis leyendo, porque gracias a vosotros puedo seguir investigando y manteniendo viva la memoria histórica desde este blog.

Que esta Navidad sea el comienzo de un camino lleno de alegrías, proyectos compartidos y sueños cumplidos.

FELICES FIESTAS

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Un mozo de Arbeteta en las trincheras del Rif (2ª parte)

Como continuación de nuestro post anterior, cuando Dionisio y el resto de los quintos llegaron al territorio rifeño fueron identificados, recibieron su uniforme y las primeras instrucciones básicas. En la zona rifeña las condiciones eran especialmente malas: armamento obsoleto, corrupción, falta de suministros, enfermedades como malaria, tifus o tuberculosis, y una elevada mortandad tanto por combate como por las condiciones insalubres. Pasaron varios meses antes de entrar en acción. No se trataba de una guerra convencional, sino de un conflicto marcado por emboscadas, guerrillas y escaramuzas contra las tribus del norte. En aquel frente, la consigna era simple y brutal: matar o morir. Dionisio recuerda cómo corrían entre heridos y cadáveres, sin otro pensamiento que huir de aquel infierno.

Tropas españolas. Marruecos 1923

A pesar de todo, logró salir de muchos peligros a lo largo de los tres años que estuvo destinado allí. ¿En qué pensaba Dionisio, aparte de la guerra? Su mayor deseo era tener un oficio, y lo consiguió: le enseñaron a conducir vehículos motorizados, una auténtica proeza hace un siglo. También aprendió a ser patriota y se sintió feliz de servir a España, un sentimiento que conservó durante toda su vida. Sin embargo, le dolía profundamente la pobreza que sufrían. Veía de cerca cómo los franceses estaban bien equipados, mientras que ellos, en cambio, combatían con simples alpargatas.

Tropas españolas en Marruecos. 1925

Por fin cumplió el periodo reglamentario y fue licenciado. Y dejó atrás aquel soldado del cuerpo de Regulares, con uniforme color caqui, gorro y capa blanca ondeando al viento para protegerse del sol africano. Su hija Lucía todavía se emociona al ver un desfile. En ese momento, piensa en su padre: allí va, en cada paso marcial, el espíritu de aquel solitario mozo de Arbeteta que luchó en otro continente.

Volviendo a nuestra historia, Dionisio regresó a Arbeteta vestido de soldado y estrenando unas botas nuevas, compradas con el dinero de su soldada: 9 pesetas. Era el 26 de septiembre de 1926, una fecha señalada para la familia, pues ese día nació la primera nieta y sobrina, Benita López Blasco, «la Benita«, hija de Mariano, el mayor de los hermanos. La alegría fue general y hasta Curiri, el perro de la casa, saltaba de entusiasmo.

Dionisio López Cortés

Poco después, Dionisio decidió marchar a Madrid, propósito que ya tenía en mente. Allí entró a trabajar como chófer para un señorito, conduciendo un Ford T con el que, en ocasiones, lo acompañaba a las cacerías.

Coche modelo Ford T. año 1926

En 1928, un decreto del gobierno dispuso compensar a los pocos supervivientes de la guerra de África, ofreciéndoles un puesto en distintas administraciones, tras superar las pruebas correspondientes.

Dionisio consiguió una plaza como conductor en el Ayuntamiento de Madrid durante una época convulsa para España, marcada por la creciente agitación política y social que desembocaría en la Guerra Civil (1936-1939). En 1938, fue movilizado a Alcalá de Henares y posteriormente enviado al frente de Aranjuez, donde, por segunda vez, la fortuna le escuchó y logró salir con vida.

Tuvo una vida familiar afortunada. Se casó en Arbeteta el 22 de noviembre de 1929 con Purificación Alonso Alonso, “la tía Pura”. Como ella tenía entonces 22 años y la mayoría de edad se alcanzaba a los 23, necesitó un tutor que autorizara el matrimonio. De esta unión nacieron tres hijos —Lucía, Nory y Santos—, todos ellos en Madrid, donde el matrimonio estableció su hogar.

Su carrera profesional evolucionó desde un simple conductor hasta alcanzar un puesto de jefe en el parque móvil del ayuntamiento de Madrid. Dionisio llevó en su corazón la etapa de soldado hasta el final de sus días, a pesar de todas las calamidades que tuvo que pasar.

Dionisio López Cortés

Reitero los agradecimientos a su hija Lucía, ya que gracias a sus notas, he podido hacer este relato.

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Un mozo de Arbeteta en las trincheras del Rif (1ª parte)

Con este nuevo post abrimos otra etapa en el blog Villadearbeteta, la primera sin nuestro querido Juan Luis, cuya memoria nos acompañará siempre.

Hoy viajaremos un siglo atrás en el tiempo para contar la historia de Dionisio López Cortés, un joven de nuestro pueblo que fue llamado a filas y, en el sorteo le tocó ir a Marruecos. Único arbetetero que vivió en primera persona la dureza de la Guerra del Rif.

Conocemos esta historia gracias a las valiosas notas que me ha facilitado su hija Lucía, hermana de Nory y Santos e hija de la “tía Pura”. A quien agradezco profundamente por abrirnos una ventana al pasado de su padre.

Dionisio López Cortés

En 1923 en España el reclutamiento era por sorteo anual de quintas. Quienes podían pagar la cuota realizaban un servicio reducido: por ejemplo, con 1.000 pesetas se reducía de tres años a 10 meses, y con 2.000 pesetas a solo cinco meses, costeándose además su propio equipo militar. Ya no existía la posibilidad legal de sustitución por otra persona (abolida en 1912), pero la cuota seguía provocando desigualdad social en el reclutamiento, solo iban a Marruecos los hijos de los pobres.

Dionisio López Cortés nació en 1902 en Arbeteta, hijo de Hilario López Costero y María Cortés del Amo. Fue el tercer hijo de cuatro hermanos: Mariano, el mayor; Emilio, el segundo; y Santos, el menor, quien años después perdería la vida en la guerra civil. La juventud de Dionisio transcurrió en Arbeteta, dedicada a las labores del campo y al cuidado del ganado. En 1923, con 21 años, Dionisio fue llamado a filas en un momento en que España estaba librando una guerra con Marruecos. También llamada guerra del Rif.

Abd el-Krim

Fue un enfrentamiento originado por la sublevación de las tribus del Rif, una región montañosa del norte de Marruecos, bajo el liderazgo de Abd el-Krim contra las autoridades coloniales españolas y el Imperio colonial francés. La presencia de estas dos potencias se concreta en los Tratados de Tetuán (1860), Madrid (1880) y Algeciras (1906), completado éste con el de Fez (1912), que delimitaron los protectorados español y francés, cuya vida administrativa y geográfica se inició en 1907.

Mapa de la guerra de Marruecos

En 1909 se produjo una agresión de las tribus rifeñas a los trabajadores españoles de las minas de hierro del Rif, cercanas a Melilla, que dio lugar a la intervención del Ejército español, cuyo resultado fue el desastre del Barranco del Lobo.

España tenía que mandar soldados, así que el sorteo para ir a quintas (servicio militar obligatorio) se realizaba de forma pública. Allí se introducían los nombres o números de los mozos que debían ser llamados al servicio. Este sorteo se llevaba a cabo habitualmente en actos presididos por autoridades locales o militares. En los municipios pequeños estaban presentes el alcalde, el secretario, el cura párroco y el médico, este último debía verificar que ninguno de los mozos se encontraba incapacitado para su definitivo alistamiento. Era frecuente que fueran descartados más del 50% de los que aparecían en la lista inicial. Además de los fallecidos, con anterioridad a ser llamados a quintas, las causas más frecuentes de exclusión eran la de ser hijo de viuda pobre,  o presentar limitaciones en la estatura, con lo que eran declarados exentos.

En el caso de nuestro protagonista, el sorteo para su destino militar se celebró en Arbeteta, presidido por el secretario don Pedro López Costero, tío carnal de Dionisio. Este, junto a su hija, fueron años más tarde los padrinos en el bautizo de Lucía, la hija mayor de Dionisio. Durante el sorteo, había dos recipientes de cristal con bolas numeradas representando distintos destinos. Dionisio, atento y deseando permanecer en España, intentó coger la bola que le garantizaría quedarse en territorio nacional. Pero sus dedos se resbalaron, y sin querer tomó la bola destinada para África. El disgusto en la familia fue enorme, pues era el único mozo que debía partir hacia la guerra.

En el pueblo, a pesar de las escasas comunicaciones, la gente sabía lo que estaba ocurriendo afuera. El recuerdo del desastre de Annual de 1921 pesaba como una losa sobre los ánimos de los españoles, especialmente de los nuevos soldados con destino a ese lugar. Mientras tanto, las niñas del pueblo —entre ellas su hija Lucía— cantaban mientras jugaban al corro.

Heridos españoles en el desastre de Annual. 1921

En el Barranco del Lobo

hay una fuente que mana

sangre de los españoles

que murieron por España.

Pobrecitas madres

cómo llorarán

al ver a sus hijos

que a la guerra van.

No me lavo ni me peino

ni me pongo la mantilla

hasta que venga mi novio

de la guerra de Melilla.

Después de despedirse de su familia, Dionisio emprendió el camino hacia Málaga con una maleta al hombro. Años más tarde contaba a sus hijos, que aquel día llovía a cántaros. Los soldados embarcaron en trenes de tercera clase, adaptados para el transporte de tropas y material militar. En el puerto los aguardaba un barco que los llevaría a Melilla. Mojados y apretados, iniciaron un viaje terrible. Con el vaivén de las olas, Dionisio se sintió mareado, triste y, sobre todo, asustado, sin saber qué le deparaba el futuro.

Público despidiendo a las tropas. 1923. Málaga

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Continuará

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HASTA SIEMPRE JUAN LUIS

Me resulta difícil escribir estas palabras para despedir a Juan Luis. No me hago todavía la idea de que ya no está con nosotros. Y por eso quiero con este post hacer un homenaje a su persona, a su dedicación, entusiasmo, buen hacer y sobre todo agradecer su gran trabajo.

Parece que fue ayer cuándo contacte con él para proponerle que colaborásemos juntos. La idea surgió cuando fue a Arbeteta, en las fiestas de la Asociación, a dar una charla sobre apellidos y temas relacionados con el pueblo.  Mari Tere Costero, prima hermana suya, me había hablado de lo estudioso que era y todo lo que tenía sobre Arbeteta. (También nosotros éramos primos, pero habíamos tenido menos trato). Ese año me estrené como presidenta de la Asociación y me pareció una buena idea hacer algo cultural sobre el pueblo.

Quedé impresionada de la cantidad de material que poseía, a pesar de no haber nacido allí y que solo sus padres eran de Arbeteta. Me sentí muy emocionada. Pensé que había descubierto un tesoro y quería compartirlo para que todos lo pudiesen disfrutar. 

Así estuve todo el otoño del 2013, dándole vueltas sobre cómo dar a conocer todo ese material.  Mi primera idea fue hacer una página web, pero mi sobrina, Eva Palacios, me lo desaconsejó y me dijo que mejor un blog, que era más dinámico y a la gente le iba a resultar mejor.  Le escribí un correo electrónico contándole la idea y quedamos en Madrid, en una cafetería al lado de mi oficina, en la plaza de Olavide. De esta colaboración, desde ese día hasta el último momento de su vida, ha surgido una gran amistad, un regalo que atesoro profundamente. No solo era un primo, era un amigo.

Nuestro primer post de presentación fue el 21 de febrero de 2014.  Desde entonces han sido 92 post a lo largo de estos once años, en los que hemos compartido la ilusión de contar las historias de nuestros antepasados. Voy a continuar con la labor de mantener este blog activo, siguiendo con las historias de nuestra gente.

Él tenía como informador a su padre Fabriciano y cuando le visitaba en Aranjuez se tiraban horas hablando de sus vivencias y recuerdos en el pueblo. Cada vez que iba a la Biblioteca Nacional o al Archivo de Sigüenza o de Guadalajara, buscaba cualquier documento en los pleitos entre vecinos, en testamentos, periódicos antiguos o todo documento escrito que hablase de Arbeteta, aunque fuese de forma indirecta. 

Su paciencia era ilimitada, igual que su amor por el pueblo de sus padres.  Gracias por tanta dedicación. Te vamos a echar mucho de menos.

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EL TORERO REGATERÍN Y ARBETETA

En este post vamos a contar como un torero de renombre está vinculado con nuestro pueblo. Así que poneros detrás de la barrera para leer esta historia.

Antonio Boto, Regaterín

El 27 de junio de 1916 se despedía de los ruedos en Madrid, el torero Antonio Boto Recatero, Regaterín (Madrid,1876 – Barcelona,1938). En la despedida le acompañan los maestros Juan Belmonte y Rafael “El Gallo”. Es una gran y brillante corrida, lo mejor que se podía reunir entonces. Sus últimos toros son “Zurito” y “Famoso”, de la ganadería de Esteban Hernández. La despedida fue muy emotiva, y la infanta Isabel de Borbón, “La Chata”, concluida la corrida, le llamó al palco para saludarlo y felicitarlo.

Se había presentado como novillero en Madrid, el 5 de diciembre de 1897, con gran afición al ser sobrino de “Los Regaterillos”, Victoriano, Tomás y Luis, célebres banderilleros. El 1 de marzo de 1903, en la corrida que se celebraba en Madrid, resultaron heridos los dos novilleros “Lagartijo Chico” y “Cocherito de Bilbao”; y el sobresaliente “Pinturas” no fue capaz de matar al tercer toro. Entonces, el presidente autorizó a Antonio Boto “Regaterín”, que era novillero y se encontraba entre el público de espectador, salió a la plaza cosechando un gran éxito.

Tomó la alternativa el 17 de septiembre de 1905 en Madrid, mano a mano con Machaquito. Regaterín fue un virtuoso con la espada, y pocos toreros tuvieron tantas cornadas como él. La cogida de Alcalá de Henares del 25 de agosto de 1911 le produjo 3 cornadas graves, pero eso no le impidió torear una media de 20 corridas por temporada . El 23 de julio de 1899, en Barcelona un Miura le dio una cornada en el cuello y el pitón le salió por la boca, como consecuencia de ello perdió dientes y lengua, pero eso no le impidió seguir toreando.

Cogida de Regaterín

Nos encontramos en Madrid, el sábado 25 de enero de 1908 en la iglesia de San Jerónimo el Real, conocida popularmente como Los Jerónimos. En ella contrae matrimonio ese día Antonio Boto, Regaterín, con la bella señorita Dª Florentina Uruñuela Recatero, hija de D. Leandro Uruñuela y de Dª Dolores Recatero. Florentina era natural de Arbeteta, donde había nacido el 20 de junio de 1880, y donde fue bautizada por su párroco D. Evaristo Millana.

Monasterio de los Jerónimos . Madrid

La boda fue un acto solemne, concurriendo a él una gran multitud, con hermosas damas, aficionados taurinos, toreros y periodistas. Los padrinos fueron D. Victoriano Boto Recatero y Dª Pilar Boto Recatero, hermanos del contrayente. Después de la ceremonia se dirigieron los contrayentes e invitados a la calle Mayor, donde estaba el salón principal del restaurante Tournié, donde obsequiaron con un banquete los padrinos a todos los invitados; y al final con los consabidos brindis por la felicidad de los novios.

El padre de la novia, D. Leandro, era el médico de Arbeteta, donde continuaba ejerciendo en 1883. Florentina era nieta, por línea paterna, de D. Pablo Uruñuela, natural de Miranda de Ebro, y de Dª Petra Hidalgo, de Madrid; y por línea materna, nieta de D. Antonio Recatero y Gutiérrez, y Dª Juana López Velázquez, ambos de Madrid. Fue su madre de pila Fernanda García, vecina de Arbeteta. Dª Dolores Recatero se desposó con D. Leandro Uruñuela en Arbeteta, el 24 de diciembre de 1879, y era viuda de D. Críspulo del Castillo, vecino de Madrid. Los casó el cura de Arbeteta D. Evaristo Millana.

No sabemos el destino del doctor D. Leandro Uruñuela después de 1888 cuando se fue de Arbeteta con su familia. El Boletín Provincial de Madrid del 17 de marzo de 1904 nos presenta a Florentina solicitando instancia en la Universidad Central, como directora del Colegio de Señoritas de Madrid, calle Ave María 23, diciendo que dicho colegio reúne las condiciones y circunstancias exigidas por el R.D. de 1 de julio de 1902. Florentina Uruñuela Recatero tiene el título de maestra, según se expone en el Diario de Avisos de Segovia del lunes, 6 de febrero de 1905.

Antonio Boto, Regaterín

El matrimonio tuvo, al menos, tres hijos: Antonio, Pilar y Aurora. Cuando se retiró de los toros ejerció como asesor taurino de los presidentes de la plaza de toros de Madrid hasta la Guerra Civil. Esquivó muchas veces la muerte por los toros, y fue a morir con su hija Aurora en Barcelona, a causa del bombardeo del 18 de marzo de 1938, durante la guerra civil.

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LOS MAESTROS I

En este post mostraremos unos retazos de la historia de Arbeteta. Nos hubiera gustado ofrecer mucho más, pero no existen los Libros de Acuerdos del Ayuntamiento, especialmente los de los siglos XVIII y XIX. Con esto pretendemos dar testimonio de la enseñanza en el pueblo, dando a conocer algunos datos de los maestros que enseñaron a los niños.

Antigua escuela

En primer lugar, hemos de recordar a los maestros naturales de Arbeteta que se encargaron de desasnar niños en otros pueblos: Zacarías Montón Montón, Fernando Montón Cerrato, María Teresa Costero Alonso, Luis Costero Alonso, Pedro Costero López y Celia Cecilia del Amo Pérez.

En Madrid, en 1642 se estableció la Hermandad de San Casiano por los maestros de «escribir y contar» de la Villa y Corte, creando «una Congregación o Cofradía para su mutuo auxilio y de sus viudas y huérfanos, bajo la advocación de San Casiano«. Su función principal era protegerse, mejorar la enseñanza y contar con examinadores con facultad real de examinar a los que querían ser maestros, privilegio que fue aprobado por el Consejo de Castilla.  A mediados del siglo XVIII también existían Hermandades en distintas ciudades como Toledo, Valencia y Zaragoza. La corporación de San Casiano, además de examinar a los candidatos a maestro, vigilaba la enseñanza dada en las escuelas.

Nuevo Catón de San Casiano, editado en el siglo XVII, época de constitución de la Hermandad del mismo nombre, gremio que agrupó a los maestros .. La corporación de San Casiano examinaba a los candidatos a maestro y vigilaba la enseñanza dada en las escuelas.

Además del título obtenido por el examen, los Ayuntamientos les exigían certificado de limpieza de sangre, de buena vida y costumbres, los conocimientos necesarios de la doctrina cristiana y el arte de escribir, leer y contar. La Real Provisión de 11 de julio de 1771 establecía los requisitos mínimos para el ejercicio del magisterio de primeras letras.

Los primeros datos de un maestro en Arbeteta los encontramos en 1752, en la respuesta 32 de las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, que ya publicamos en este blog. Nos dice que Arbeteta cuenta con “un maestro de niños, llamado Pedro de Vosa, a quien le vale 20 fanegas de trigo, que al dicho precio valen 360 reales de vellón”. El trigo se lo solían pagar los padres en la era, en el tiempo de la recolección. Cuando el pago no era en granos lo realizaba el mayordomo de propios del Ayuntamiento.

A Tiburcio Mazarío lo vimos en el post “Con grillos y cadena II”. Fue padre con Isabel Molina de un niño, Ramón, que nació el 17 de septiembre de 1780. El día 22 de febrero de 1786 ocurrió la tragedia de Ramón: “El niño se perdió viniendo de la fuente de la Puerta a donde salió el miércoles día 22, con los demás niños de la escuela acompañados de su maestro a merendar.” No sabemos cómo falleció. En el siglo XVIII abundaban los lobos en Arbeteta. Se le sepultó el 26 de febrero de 1786.

El 8 de abril de 1822, José de la Fuente, sacristán y maestro de primeras letras de Arbeteta, bautiza a su hija Francisca Ramona, José está casado con Manuela Vázquez, y es, como los 4 abuelos de la bautizada, de Villar del Maestre (CU).

En estos años del siglo XVIII, y hasta 1844, el maestro de primeras letras tenía que desempeñar otras labores para aumentar los 360 reales, que era aproximadamente lo que ganaba un pastor al año. Hay ocasiones en que el maestro es sacristán, organista, encargado de tocar a nublo, fiel de fechos, y otros pequeños trabajos con los que completar el pequeño sueldo.

En el Boletín Oficial de la Provincia de Guadalajara (BOPGU) del 10 de octubre de 1838 la Comisión Provincial de Instrucción Primaria de Guadalajara indica que Arbeteta debe tener instalada la escuela con la clase que le corresponde, y que el Alcalde confirme a esta Comisión la instalación de la escuela.

El 20 de abril de 1844, la Comisión de Instrucción Primaria de la Provincia de Guadalajara procede a la designación de los pueblos que están obligados a sostener una escuela primaria elemental, como es el caso de Arbeteta. Por ese motivo se previene a los Ayuntamientos que no la tengan, que anunciarán las vacantes de maestros, conforme a la Real Orden de 1 de enero de 1839, advirtiendo que el nombramiento del maestro ha de recaer en maestro examinado, previa aprobación del Sr. Jefe Político. En esta orden se indica lo que se le suministrará a cada maestro:

  • Casa suficiente para él y su familia.
  • Sala a propósito para la escuela, con sus muebles y enseres necesarios para la enseñanza: bancos, mesas, tinteros, encerado, pizarras, libros, papel y plumas para los niños pobres.
  • Sueldo fijo.

Tres meses después se publica la vacante, dotada con 1.200 reales, pagados por el Ayuntamiento.

Se confía en que los Ayuntamientos cumplirán, “pero si, lo que no es de esperar, se advirtiese alguna morosidad en un servicio tan útil e interesado, se propone costearlos del peculio de los individuos del Ayuntamiento y Comisión Local”.

En el Diccionario de Pascual Madoz, de 1845, se dice que tiene “escuela desempeñada por el sacristán, que percibe cierta retribución en granos por repartimiento vecinal, y además la que satisfacen los 30 niños de ambos sexos que a ella concurren”.

En 1849 Arbeteta tiene 129 vecinos y una dotación para el maestro de 2.000 reales y casa gratis.

En la inspección que se realiza a la escuela de Arbeteta en 1863, el Visitador nos da varios datos:

Caligrafía: 15 escriben con letra de una regla; y los restantes se hallan en el abecedario y trazos fundamentales.

Alumnos inscritos:40; asistentes:35.

Lectura: 10 leen correctamente cualquier libro; 20 leen de corrido; y 5 leen en el silabario.

Aritmética: 10 se hallan en las operaciones fundamentales.

Catecismo: todos se hallan en la parte sinodal.

El libro con los nombres de las niñas Leonor Rojo (1895-1977) y Eleuteria Blasco (1896-1976)

El periódico La Esperanza, de Madrid, del 7 de diciembre de 1864 dice que la escuela de Arbeteta se halla vacante, siendo dotada con 1.667 reales.

El periódico El Preceptor del 10 de abril de 1865 dice que la escuela de niñas de Arbeteta, dotada con 1.667 reales se encuentra vacante.

La revista semanal La Idea, con fecha 10 de julio de 1876, informa de la vacante de la escuela de niñas de Arbeteta, dotada con 416,50 pesetas.

En 1872 el maestro de Arbeteta es Nicolás García Morales.

En 1930 el número de vecinos varones adultos era de 129, de los cuales 25 no sabían leer ni escribir. Había menos analfabetismo en Arbeteta que en el resto de España.

En 1883, el maestro de Arbeteta es Saturnino Crespo, y la maestra Sotera Lafuente.

En 1889, el maestro de Arbeteta es Gil Criado.

El Boletín Oficial de la Provincia de Guadalajara del 3 de marzo de 1886 publica: “Arbeteta: que procedan el Alcalde y Junta Local a instruir el Expediente contra la maestra por las quejas dadas. El Gobernador”.

En 1892 la escuela de niños de Arbeteta está dotada con un sueldo anual de 625 pesetas. Está al cargo de Francisco Galindo (1892), que se le concede permiso para estudiar el curso superior. En 1897 la dotación sigue igual, pero con 40 pesetas de ayuda de casa.

En 1893, el maestro de Arbeteta es Victoriano Cuadrado y Utrilla, que sigue en 1894, y la maestra de niñas Concepción Dúctil, de Alarilla, que sigue en 1904.

En 1898, se publica el nombramiento de maestro en propiedad de la escuela pública de Arbeteta, que es Manuel de la Rica Calderón (Los Debates, Madrid, 2 de marzo de 1898). Hasta entonces lo fue Pedro Torreño.

En 1899, el maestro de Arbeteta es José Rivas y Solla (en 1937 lo encontramos en Cualedro, Orense, donde pasa la depuración y es confirmado en su destino)., aunque el 29 de abril de ese año es nombrado en propiedad Agapito Muriel Pérez. Este año también está Andrés Herreros y Romero.

En 1904, el maestro de niños de Arbeteta es Macario García Jiménez.

En febrero de 1905, la maestra de niñas de Arbeteta por concurso Ciriaca Martínez Embid (en 1936-1939 la encontramos como maestra en Villar de Cobeta, donde pasa la depuración y es confirmada en su cargo). En octubre de ese año es Cándida Ruiz Muñoz, natural de Mohernando, y a la que encontramos en 1921 en Valdemeca (Cuenca). En julio de 1906 es nombrada maestra interina de Arbeteta y toma posesión Emilia Eloísa Latorre Uribe (en 1936-1939 la encontramos como maestra en Parla y Miraflores de la Sierra, Madrid, donde pasa la depuración y es confirmada en su cargo).

En 1907 la maestra de niñas de Arbeteta es Sinforosa de las Heras Vado; y el maestro de niños sigue siendo Macario García Jiménez, que se jubila el 3 de marzo de 1923, en Arbeteta. En 1910 Macario reclama a la Junta Provincial de Instrucción Pública de Guadalajara sobre el mal estado en que se halla la casa del maestro y la escuela. No le deben hacer caso, porque en 1912 sigue reclamando a la Junta Provincial, que en sesión del 30 de abril acuerda oficiar al Alcalde para que proceda al arreglo del piso donde se dan las clases. El 17 de abril de 1914, el periódico La Orientación (periódico semanal de la instrucción pública), publica que el maestro de Arbeteta ha participado otra vez a la Junta Provincial de Instrucción, que el edificio destinado a escuela se halla en estado ruinoso. Macario era de Soria, y era maestro desde 1883, ocupando sus primeros destinos en pueblos de la provincia de Soria. En Arbeteta estuvo casi 20 años.

En 1911 es la maestra de la escuela de niñas de Arbeteta Manuela Gili y Avilés que consigue la plaza en concurso de ascenso, donde está hasta 1914.En marzo de ese año había tomado posesión Emilia Eloísa Latorre, que había estado en 1906.

En 1922 la maestra de niñas de Arbeteta es Paula García Onega, natural de Toledo, seguía en Arbeteta en noviembre de 1933. El 11 de agosto de 1934 consigue su traslado a la escuela de Huecas (Toledo).

En el mes de mayo de1924 se le destina como maestro de niños de Arbeteta a Marcelino Molero y Borrell, que se jubila en Arbeteta en 1934, y se le concede un “haber pasivo anual” de 1.200 pesetas.

En 1934, para sustituir a Marcelino, llega a Arbeteta desde Monreal del Campo (TE), Mariano Aparicio Lozano, nacido en Guadalajara en 1908.

El 26 de noviembre de 1935 es destinada a la escuela de niñas de Arbeteta Florentina Martínez Pérez desde Torreblascopedro (Jaén).

Serán Mariano Aparicio y Florentina Martínez los maestros que estén en Arbeteta durante la guerra civil.

Continuara…………………………………………………………………

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NOTICIAS DE ARBETETA

En este primer post del nuevo año, quería agradecer el interés que habéis tenido durante mi bache de salud, estoy otra vez al pie de cañón para seguir contando nuevas historias. Esta vez presentaré una pequeña lista de curiosidades o noticias de Arbeteta, que el atento lector posiblemente no sepa.

Vista de Arbeteta y el Picazo.

DESPEÑADOS

Transcurría el año 1796, el 29 de septiembre, Arbeteta ese día se sobresaltó. Isidro García, uno de sus vecinos, hombre mayor y viudo de Manuela Saiz, “fue hallado muerto debajo del horno de vidrio, ya que por su mucha edad y casi ciego que estaba, resbaló a una piedra abajo, bastante alta, como se vio claramente por donde cayó”. El horno de vidrio estaba en el Picazo, como podéis ver por las cenizas y restos de vidrio.

Pocos años después, el 8 de enero de 1803, se vuelve a repetir un suceso similar, en otra piedra, que no tenemos la certeza que fuese el Picazo. José Sacristán López tiene 60 años y está casado con Isabel García. Era hijo de Alonso Sacristán, natural de Trillo, y de María López, de oficio carpintero, como su padre. A pesar de su oficio era “sumamente pobre”. “Se dio cuenta de orden judicial como, en el término de Arbeteta, había caído de lo alto de unas piedras”. Solicitan autorización a los alcaldes “para que le administraran los sacramentos”.

NACEN 3 NIÑOS EL MISMO DÍA

Pero vayamos a noticias más alegres. Cuesta trabajo recordar cuando nacieron los últimos niños en Arbeteta. Hubo tiempo en que los niños abundaban en Arbeteta, estaban por todos los rincones, eran la alegría del pueblo. En la fotografía adjunta se ve el olmo sin hojas, es invierno, y los niños sin abrigo, con un simple jersey y pantalón corto, eran duros.

Ahora citaremos niños nacidos en el mismo día, no uno ni dos, sino tres, para asombro del curioso lector. Tres niños ¡nacidos en un mismo día! Eran tiempos en los que en Arbeteta nacían de 15 a 30 niños al año.

31 De marzo de 1885:

Balbina Costero del Amo

Balbina Costero López

Balbino López López

23 De marzo de 1819:

Victoriano Antonio del Amo Cobeta

Agapita María Alonso Blasco

Victoriana Teresa Rojo Costero

27 De marzo de 1898:

Juana Alonso del Amo

Juan Alejandro Herráiz Pérez

Gregoria Mañas Gil

8 De mayo de 1769:

María Acero Costero

Miguel Ortega Rodríguez

Miguel García Molina

Para estos nacimientos era importante la ayuda de una comadrona. En los años 1918 – 1920 sabemos que la comadrona de Arbeteta era Marcela de la Presa.

En el siglo XVIII la esperanza de vida era de 29 años para los hombres y 32 para las mujeres. En 1900 la esperanza de vida era de 34 y 35 años respectivamente.

CULTIVO DEL ALAZOR

En los años 80 del siglo XVIII en Arbeteta tenía mucha importancia el cultivo del alazor (llamado también cártamo), planta industrial que se cultivaba por su flor, utilizada para sacar colorante rojo y amarillo, empleados en el tinte.

Carthamus tinctorius, llamada comúnmente cártamo o alazor,

TRES BODAS EL MISMO DÍA

He localizado también 3 bodas en el mismo día:

10 De febrero de 1630:

Juan García con Magdalena García

Juan Costero con Gregoria Molina

Pedro Martínez con María Martínez

17 De febrero de 1697:

Juan Alcolea con Gregoria Herráiz

Juan Martínez con Ana Martínez

Domingo Martínez con María Mazarío

MUERTOS DE HAMBRE

Ahora voy a contar unos sucesos muy trágicos y dolorosos.  Sebastián Viana Bartolomé es natural de Peralveche y vecino de Arbeteta, de oficio pastor, hijo de Juan de Mata Viana y de María Bartolomé, ambos también de Peralveche. Se casó en 1783 con María Antonia Guerrero García, natural de Arbeteta, hija de Antonio Guerrero y de María García, ambos también de Arbeteta. Nos situamos en 1804, el 26 de febrero muere su hija María Antonia, de 3 años, “de pura hambre”. Pasan pocos días cuando el 21 de marzo de ese año fallece otro hijo, Juan Antonio, de 9 años, también de “pura hambre”. Y como no hay dos sin tres, el 30 de marzo de ese año, fallece Pedro, de 12 años, también “de pura hambre”. Al matrimonio le quedan dos hijas mayores María Nicolasa de 19 años e Ignacia Teresa, de 14. Nos parece mentira, pero en un mes se les mueren tres hijos de hambre, lo que no dice mucho de la solidaridad de los vecinos de Arbeteta.

Käthe Kollwitz.-Litografía

ÓRGANO Y ORGANISTA

En la iglesia de Arbeteta estuvo instalado un órgano que quemaron en 1936. Este órgano había sido comprado e instalado en 1755, para sustituir a otro más pequeño, que se vendió por 500 reales, que sirvieron para ayudar a la compra del nuevo. Esta compra se le hizo al organero Joseph de Fuentes, que lo instaló y le puso fuelle “para registro de clarín y bajoncillo”.

El órgano lo solía tocar el sacristán. Sabemos que en 1923 el organista y sacristán era Ricardo Emilio del Amo.

En 1852 el sacristán de la Parroquia de Arbeteta es Francisco Martín “músico de canto llano y órgano, que cumple con su deber y es aseado”. Francisco, el sacristán, está también a cargo de la escuela, lo que era habitual hasta entonces en los sacristanes.

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NAVIDAD 2024

Adoración de los Reyes Magos. Diego Velázquez. Año 1619. Museo del Prado.

Gracias por permitirnos compartir vivencias e historias con todos vosotros.

Nos dáis la energía y la motivación que necesitamos.

Esperamos que paséis unas excelentes fiestas rodeados de familiares y amigos.

Feliz Navidad y un Próspero año 2025

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LA INQUISICIÓN: EL LIBRO PROHIBIDO (2ª PARTE)

Continuamos en esta segunda y última parte de la inquisición , con el desenlace de la denuncia a Baltasar Carrillo por tenencia de libro prohibido:

Recibida la última carta del delator, el Inquisidor Valles, ordena: “Remítanse estas tres cartas al Comisario de Sigüenza para su reconocimiento.” La Inquisición, cuando iniciaba un proceso, se mantenía diligente y activa a través de sus mecanismos institucionales y religiosos.

Escudo de la inquisición

El Secretario D. Ignacio Rodríguez Fonseca escribe, el 16 de abril de 1819, a D. Julián Herranz Martínez, Presbítero, Comisario y Calificador del Santo Oficio de la Inquisición en Sigüenza y su Obispado, enviándole las tres cartas, encomendándole que proceda con arreglo a la instrucción y exprese si otras personas son sabedoras de que Baltasar Carrillo tiene en su poder la Filosofía de J.J. Rousseau.

El 29 de abril de 1819, D. Antonio Serrano, el delator, fue citado y compareció ante D. Julián Herranz Martínez. Dijo ser de 44 años de edad. Prestó juramento, y dijo que suponía había sido llamado por las tres cartas sobre un libro prohibido de Rousseau en francés, que vio sobre una mesa en la casa de D. Baltasar Carrillo. Reconoció sus tres cartas cuando le fueron mostradas, las leyó y confirmó lo que decían. Esta diligencia se envía al Tribunal de Cuenca, donde llega el 6 de mayo. El inquisidor, D. Miguel de Villar y Solera, decreta, el 7 de mayo, que se libre comisión a D. Félix Palafox, Vicario Eclesiástico de Atienza y su partido, para que pase a casa de D. Baltasar Carrillo y recoja el libro, le tome juramento de decir verdad, y recoja los libros y papeles que considere prohibidos o sospechosos y los tenga en su poder hasta que decida el Tribunal. Los resultados de la comisión los enviará cerrados y sellados al Tribunal del Santo Oficio de Cuenca.

El día 14 de mayo fue recibida la comisión por D. Félix Palafox, que prestó juramento y se comprometió a cumplirla cuando regresase D. Baltasar Carrillo, que se había ausentado unos días de Atienza: “Certifico, yo el infrascripto, Vicario Eclesiástico de esta Villa de Atienza y su Partido, que por el correo ordinario de ella, y en este día de la fecha, he recibido esta comisión, juro según mi estado y con la mano en el pecho, guardar fidelidad y secreto sobre lo contenido en ella, y practicar cuantas diligencias me ordena el Santo Tribunal de la Inquisición, luego que D. Baltasar Carrillo se restituya a esta, de la que se halla ausente por pocos días. Y para que conste, lo firmo en Atienza, y junio 14 de 1819. D. Félix Palafox.”

Pasaron pocos días, el 21 de junio tiene noticias de que D. Baltasar ha regresado:

“Habiéndose verificado el regreso a ésta de D. Baltasar Carrillo con noticia que tuve de ello, al instante me presenté en su casa, y habiéndole indicado, que teníamos necesidad de tratar un negocio en secreto, inmediatamente nos retiramos al gabinete de una de sus habitaciones, en donde prestó el juramento de decir verdad y guardar secreto, que hizo a Dios y a una señal de la Cruz. Y manifestándole el objeto de mi comisión, dijo que no tenía obra alguna de Rousseau, y sólo una refutación a un discurso de este autor,  que presentó, y es el premiado en la academia de Dijon, en el año 1750, la refutación de M, Gautier, que tomó en Madrid, en una librería de viejo, cuyo libro, que es el tomo 25 contiene otras observaciones y decretos contra el expresado Rousseau, y que por alguno poco instruido, guiado por el nombre del autor, ha hecho la delación, me entregó dicho libro o tomo, asegurando no tener otro alguno, y firmó también estas diligencias, en Atienza y junio 21 de 1819. D. Félix Palafox. Baltasar Carrillo Manrique.”

Casa Baltasar Carrillo. Atienza. Guadalajara

D. Félix Palafox remite las diligencias al Tribunal de la Inquisición, indicando que quedaba en su poder el libro en francés, a disposición de dicho Tribunal, que las recibe el 28 de junio de 1819, ordena que se unan a los antecedentes y se escriba para que se remita “el tomo 25 de la refutación de M. Gautier al Sr D. Julián Herranz Martínez, Calificador de este Santo Oficio en la Ciudad de Sigüenza.

El secretario Rodríguez de Fonseca escribe el día 30 de junio de 1819 a D. Félix Palafox “este Santo Tribunal me ordena decirle que cuando se le presente ocasión oportuna, remita el tomo 25 de la refutación de M. Gautier al Sr D. Julián Herranz Martínez, Calificador de este Santo Oficio en la Ciudad de Sigüenza”. El 10 de julio contesta D. Félix Palafox que lo practicará con brevedad en la primera ocasión que se le presente, como así hizo.

Recibido el libro, D. Julián Herranz, lo examina con detenimiento, y el 10 de agosto informa detalladamente al Tribunal de la Santa Inquisición de Cuenca:

“Ilmo. Señor:

He leído con toda reflexión y cuidado el tomo 25 escrito en francés, impreso en 8º en Génova[1] año de 1782, cuyo título por de fuera dice Obras de Rousseau, y por dentro Suplemento a la colección de las obras de Rousseau, y he visto con admiración y sorpresa que no hay en el citado tomo ni una página del autor a que da título, de cuyo nombre se han valido, sin duda, los impresores de las Obras de Rousseau más voluminosa, y venderla con más utilidad. Dicho tomo se compone de cinco discursos y la doctrina contenida en ellos, lejos de ser de las ideas paradójicas y exaltadas de Rousseau, se reduce a refutarle, señaladamente en la opinión contra las ciencias y las letras, desempeñándolo con la mayor elocuencia y energía.

El 1º discurso del referido tercero es de Mr. Le Roi, catedrático de Retórica y está bien escrito, respirando frecuentemente sentimientos religiosos y católicos.

El 2º es de M. Gautier cuya sabiduría y celo religioso es muy conocida en la república literaria, y es un discurso de mucho mérito.

El 3º es de Mr. Cat, que, aunque no es tan elegante, es igualmente sólido y nada tiene de pernicioso.

El 4º es del Duque de Lorena, muy agradable, conforme y adicto a las máximas de religión.

El 5º y último es de Mr. Borde, el cual es una pieza maestra, muy digna de leerse y tenerse en memoria.

Después de estos discursos hay una orden del Parlamento de París prohibiendo el Emilio de Rousseau, y últimamente una circular del Arzobispo de París sobre el mismo objeto de prohibir el citado Emilio, y se concluye el tomo diciendo fin del primer volumen. Cuyos escritos y discursos no solo no los considero perjudiciales ni hay en ellos doctrina alguna perniciosa, sino que son dignos de tenerse por cualquiera hombre literato. Yo sólo quitaría el rótulo que falsamente lleva y nada tiene que ver con la obra, y evitando de esta suerte el escándalo que lleva consigo el nombre de Rousseau entre los católicos puede leerse y retenerse dicho libro sin necesidad de licencia.

Firma de Baltasar Carrillo y Félix Palafox

Así lo siento S. Ilmo., y en cumplimiento del encargo de V.S.I. sobre este particular, pongo este mi dictamen, salvo meliori, en la superior penetración y consideración de V.S.I. para los fines que convenga.

Dios Nuestro Señor guarde a V.S.I. muchos años. Sigüenza y agosto 10 de 1819.”

Fue recibido este informe por el Tribunal de la Inquisición de Cuenca el 17 de agosto de 1819, que ordena: “Escríbasele que tildando el título del libro se lo devuelva a su dueño.”, poniendo: Finado.

Pasan pocos meses y el 9 de marzo de 1820, el rey promulgaba el decreto de supresión de la Inquisición y del Consejo de la Suprema Inquisición que la gobernaba, pasándose a la jurisdicción de los obispos las causas de herejía.


[1] Comete un error en la traducción: Genève no en Génova, sino Ginebra.

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LA INQUISICIÓN: EL LIBRO PROHIBIDO(1ª PARTE)

En este nuevo post traemos a los lectores un expediente del Tribunal de la Inquisición de Cuenca[1]. Hemos de decir que la jurisdicción de este Tribunal de Cuenca alcanzaba el Obispado de Cuenca, el Obispado de Sigüenza, y el Priorato de Uclés.

Fueron varios los viajes que tuve que realizar a Cuenca. En el Archivo Diocesano siempre estuvo durante las largas horas de investigación D. Marcelino Angulo, archivero, mostrándome lo que le pedía, e indicándome lo que desconocía, siempre con amabilidad. El COVID se lo llevó, descanse en paz.

Hoy Arbeteta pertenece a la diócesis de Sigüenza, pero hasta el 1 de octubre de 1955 perteneció a la diócesis de Cuenca. Los pueblos de Atienza y Campisábalos siempre han pertenecido al Obispado de Sigüenza, estando dentro de la jurisdicción del Tribunal de la Inquisición de Cuenca.

Hemos examinado varios expedientes de la Inquisición en Arbeteta. Éste, aunque no tiene lugar en Arbeteta, lo protagoniza un importante personaje nacido en Arbeteta. Como periódicamente ha aparecido y aparecerá el nombre de Baltasar Carrillo en este blog, creemos oportuno aclarar futuras confusiones, que con este nombre aparecen un padre y un hijo. El padre será D. Baltasar Antonio Carrillo Sicilia (1732-1805), del que ya hemos tratado en este blog. Era natural y vecino de Arbeteta, en cuya iglesia está enterrado, junto con su mujer Dª Brígida Lozano Manrique. Era familiar del Santo Oficio de la Inquisición.

Escudo de familiar del Santo Oficio. Arbeteta

El hijo de ambos, D. Baltasar Mariano Carrillo Lozano Sicilia Manrique (1770–1846). Aunque nace en Arbeteta, en su juventud se traslada a Atienza y Campisábalos, y con el tiempo se irá quitando apellidos. Primero el Sicilia, que no tiene privilegio de hidalguía, más tarde el Lozano, para quedarse en la Guerra de la Independencia, y hasta el final de sus días, como D. Baltasar Carrillo Manrique. Sale de Arbeteta en 1783 para ingresar en el elitista Seminario de Nobles de Madrid. En él aprenderá el francés, que tanto le servirá en el futuro. Es el protagonista de este expediente,

Casa natal de Baltasar Carrillo. Arbeteta

A Baltasar lo encontramos a la sombra de su tío D. Juan Antonio Lozano Manrique, propietario de una cabaña ganadera de lanar trashumante de varios miles de cabezas. Reside en Campisábalos, de donde es Procurador Síndico General en 1790 y Alcalde por el Estado Noble en 1792. En 1796 sucede a su tío en el cargo de Regidor Perpetuo de Atienza, por lo que establece su residencia en Atienza.

Casa de Baltasar Carrillo. Campisábalos (Guadalajara)

D. Baltasar se casa con su prima carnal Francisca de Torres y Lozano, hija de Ana Lozano Manrique, por lo que heredan toda la hacienda del tío de ambos, Juan Antonio Lozano Manrique, que había testado en 1789, y fallecido en 1796. En este testamento (revista digital Atienza de los Juglares, nº79, de febrero de 2016) encontramos de testigo a Félix Palafox, personaje importante en este expediente, como veremos, y muy ligado a la familia.

Antes de la Guerra de la Independencia es ya un importante ganadero de la Mesta, con una cabaña trashumante de miles de cabezas de ganado lanar, que pastan en La Serena y en el valle de Alcudia en sus pastos de invierno, y con agostaderos en las sierras de Campisábalos y Atienza.

Durante la Guerra de la Independencia es uno de los tres vocales (1809-1811) que ponen en marcha la Junta Superior de Gobierno, Armamento y Defensa de Guadalajara, siendo el responsable de que Juan Martín Díez, El Empecinado, venga a la provincia de Guadalajara a desarrollar en ella la lucha contra los franceses. En Atienza lo encontramos como Alcalde Constitucional en 1813. Ese año es elegido Vocal de la Diputación Provincial de Guadalajara, que se constituye y empieza a funcionar ese año. Pese a las grandes pérdidas en su cabaña ganadera durante la guerra, la va recuperando en pocos años. En 1816 es nombrado Caballero de la Real Orden de Carlos III.

Antes de entrar en el expediente diremos que el Índex librorum prohibitorum (índice de libros prohibidos) fue una lista de aquellas publicaciones que la Iglesia catalogó como heréticas, inmorales o perniciosas para la fe, y que los católicos no estaban autorizados a leer. Las obras de Rousseau estaban entre ellos.

DELACIÓN:

El 10 de octubre de 1818, D. Antonio Serrano, cura párroco de la iglesia de la Trinidad de Atienza, escribe desde Atienza a D. Ignacio Rodríguez Fonseca, Jefe Político de Cuenca, y Secretario del Santo Oficio:

“Para calmar la inquietud de mi conciencia y proceder con seguridad en materias tan delicadas como las que corresponden al Santo Tribunal de la Inquisición, y para guardar el sigilo que corresponde, y que podría violarse consultando con otro sujeto, me ha parecido lo mejor el preguntar a Vm. si debe delatarse al Santo Tribunal cierto sujeto que tiene en su poder un libro o tal vez una obra intitulada Filosofía de J.J. Rousseau. Espero tenga Vm. la bondad de contestarme, y para que por ahora no pueda infundir sospechas en los correos del asunto de Inquisición el contenido en la respuesta de Vm. Puede Vm. Poner en ella como un particular, sin poner en el sobrecito sello ni otra cualquiera cosa que lo pueda insinuar, que en el caso de que diga Vm. Que es delatable, y hayamos de seguir algunas contestaciones, yo avisaré el sujeto y pueblo donde las ha de remitir, pues por ahora basta que me escriba Vm. (aunque sin sello, como dejo dicho), según el nombre de la firma y al pueblo que dice la fecha, añadiendo para su dirección Por Sigüenza. Dios guarde a Vm. muchos años”.

El 26 de marzo de 1819, Antonio Serrano envía una segunda carta al Santo Oficio de la Inquisición de Cuenca:

“Señor: para cumplir con las santas y sabias órdenes de tan Santo Tribunal, pongo en noticia de V, que D. Baltasar Carrillo, vecino y Regidor Perpetuo de la Villa de Atienza, en el Obispado de Sigüenza, tiene la obra intitulada Filosofía de J.J. Rousseau, para que con el sigilo que es propio de tan venerable Tribunal, practique las diligencias que acostumbra en semejantes casos y sigilo, la gravedad de la materia. Dios Nuestro Señor…”

Escudo de familiar del Santo Oficio. Arbeteta

Como no aparece en la anterior carta el lugar en que se escribe, ni la autoría de la carta, en la que sólo pone sus iniciales, el 7 de abril, Antonio Serrano envía una tercera carta al Santo Oficio de la Inquisición de Cuenca:

Señor: habiendo recibido una carta de D. Ignacio Rodríguez de Fonseca para que exprese o dé razón del pueblo de mi residencia, y de mi nombre, debo decir que resido en la Villa de Atienza, obispado de Sigüenza, y mi nombre es D. Antonio Serrano. El Señor conserve tan Santo Tribunal, tan necesario para la pureza de la fe y la doctrina”.

(Continuará…)


[1]  Archivo Diocesano de Cuenca: ADC, Leg 777, ex. 2083

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