Cuando realizamos el post de Casas Cuartel de la Guardia Civil , no sabíamos el seguimiento que íbamos a tener. No obstante ante las peticiones de ampliar el tema con sucesos y anécdotas, hemos decidido continuarlo.
Vamos a contaros noticias y actuaciones de la Guardia Civil del puesto de Arbeteta. Hemos elegido los años finales del siglo XIX y primer cuarto del XX, porque estamos más alejados de sus protagonistas, al ser generalmente las noticias de sucesos trágicos y negativos.
Pero antes de empezar con las anécdotas de nuestros personajes, vamos a hacer un poco de historia y a contaros cómo y cuándo surgió este cuerpo.
Tras la Guerra de la Independencia contra Francia (1808-1814), surgieron por los caminos todo tipo de ladrones y villanos dispuestos a convertir la agotada nación en una tierra intransitable. Tras varios intentos fallidos de crear nuevos cuerpos de seguridad y con un ejercito muy desgastado, el mariscal Francisco Javier Girón y Ezpeleta, II Duque de Ahumada, bajo el amparo de Isabel II como reina, creó el 28 de marzo de 1844 «La Guardia Civil«. Unos 14 jefes, 232 oficiales y 5.769 agentes formaron la primera remesa de Guardia Civil de la Historia, dividida en 14 tercios en un homenaje a los ejércitos de los Austrias.
Se configuró un cuerpo sólido y eficaz que perteneciera solo a los españoles y estuviera fuera de los manejos políticos , dependiente solo del ministerio de Gobernación y del de la Guerra. El tricornio, de origen francés, se convirtió desde entonces en el símbolo distintivo de este cuerpo, al igual que el uniforme verde.
El Duque de Ahumada no es solo el artífice de la constitución del cuerpo, sino también de todo el soporte moral de la Guardia Civil. El 20 de diciembre de 1845, crea la «Cartilla del Guardia Civil», un código moral para los agentes. Esta capacidad de servicio y sacrificio se cristalizó en el lema «el honor es mi divisa». La lealtad, el sacrificio, la austeridad, la disciplina, la abnegación y el espíritu benemérito son los principios clave que guían sus actuaciones. El férreo cumplimiento de estos compromisos permitió al cuerpo despejar los caminos y garantizar la seguridad de muchos ciudadanos.
Pero volviendo a nuestra historia os vamos a relatar las aventuras de dos de nuestros protagonistas: el cabo de la Guardia Civil «Sr. Pino y el guardia «Sr. Martinez» que merecieron una recompensa según cuentan los perjudicados. Lo que no sabemos son sus lugares de nacimiento , porque ninguno era de Arbeteta.
El 28 de noviembre de 1925 llegaron noticias al puesto de Arbeteta del robo de ganado lanar perpetrado en el término de Villanueva de Alcorón a los vecinos Celestino y Mariano García Vicente.
Nuestros protagonistas cogen sus caballos y se dirigen al termino de El Recuenco , visitan los sitios más ocultos, interrogan a pastores y labradores, obteniendo la averiguación de haber sido vendidas en Vindel, en aquellos días, 18 reses. Sin pérdida de tiempo, el día 29 se personan en dicho pueblo, y comprueban que efectivamente un joven de unos 20 años, que decía ser de Peñalén, vendió a D. Lucio de la Muela, honrada persona de dicho pueblo, 18 ovejas, al precio de 35 pesetas cada una, que pagó en el acto. Estas ovejas quedaron depositadas en el juzgado de Vindel. En esos días reina un gran temporal de nieve en la sierra, y sin temor a él, marchan el día 30 a Villanueva de Alcorón, y combinando las noticias que tenían con otras nuevas, dirigen sus sospechas a un sujeto de Valsalobre, llamado Blas Sanz Segovia.
El temporal de nieve arrecia e impide la continuación del trabajo, pero ellos no desisten en su labor, y unidos a D. Lucio de la Muela, y acompañados de un guía de Villanueva, inician las seis horas de camino, con más de un palmo de nieve, con las ropas mojadas y las ramas de los pinos interceptando el camino. Iban a pie por no poder montar las caballerías por efecto del frío, y expuestos a perecer si les sorprendía la noche. Cansados y rendidos llegan por fin a Valsalobre. El Alcalde los auxilió y les indicó el domicilio de Blas Sanz Segovia , el padre de éste al enterarse de que la Guardia Civil busca a su hijo se da a la fuga. Esto no es obstáculo para ellos y con la ayuda de los vecinos averiguan el paradero del sospechoso. Le sorprenden a 5 kilómetros del pueblo y le detienen, confesando su delito y el lugar donde tenía escondido el dinero de la venta de las 18 ovejas. Encontraron en un pajar cercano una cartera con 626 pesetas y 90 céntimos. D. Lucio de la Muela reconoce al sospechoso sin género de dudas. Asegurado el reo, reponen fuerzas, auxiliados por los vecinos de Valsalobre. El día 2 de diciembre regresan con el detenido y el dinero a Villanueva, recorriendo de nuevo un duro camino con el temporal que no amainaba. En Villanueva hacen entrega del correspondiente atestado, detenido y efectos al juez municipal.
El cabo Sr. Pino, y el guardia Sr. Martínez reciben mil felicitaciones por su trabajo. Han conseguido la tranquilidad de los perjudicados y sus familias, así como de los vecinos de dichos pueblos, que solicitan, como acto de estricta justicia, una recompensa para los dos. Con el deber cumplido regresan a Arbeteta el día 3 diciembre.
En las siguientes historias que os vamos a relatar, nuestros agentes van a tener que investigar asuntos un tanto escabrosos como eran «los infanticidios». Delitos que se cometían con más frecuencia de lo que la conciencia y la ley permitía.
El infanticidio es tipificado por un móvil especial que es «el honor o honoris causa», en el que las mujeres ante el miedo de verse con un hijo ilegítimo y perturbadas con la idea de la infamia que va a cubrirlas, o de la indignación de un padre severo o despechado, por el abandono en que un amante infiel que las ha dejado, se hallan en una espacio de locura atroz y se precipitan a exterminar y hacer desaparecer el fruto de su fragilidad .
El primero de ellos tiene lugar el 12 de noviembre de 1899, cuando la Guardia Civil detiene a los vecinos de Arbeteta , José Antonio Martínez y Gervasia Rubio, quienes ocasionaron la muerte a un niño de corta edad. Ese mismo día ingresan en la cárcel de Cifuentes acusados de infanticidio. Desconocemos el veredicto de la causa judicial.
En esta segunda historia nuestros protagonistas van a ser un sargento y un guardia llamados «Antero Rubio «y José María Vinches . Gracias a su investigación y perspicacia descubrieron el crimen, que hubiera permanecido oculto, habiendo burlado sus autores la acción de la justicia. El periódico La Región del 24 de mayo de 1907 hace eco de la noticia contandola de esta manera:
«Tenía conocimiento el citado sargento que en el pueblo había una joven que se hallaba en cinta y que hacía unos cuantos días había desaparecido este estado. Después de haberse informado de que nadie había visto ni sabía nada de la criatura , que forzosamente tenía que haber dado a luz Cipriana Jimenez Sanchez, que es su nombre, la sometieron a un detenido interrogatorio, en el que empezó a negar que hubiera estado en cinta, pero acabó por confesar en en la noche del 3 al 4 del actual había tenido un aborto dando a luz un niño muerto, cuyo cadáver tenía escondido entre la paja del jergón de su cama, sin que sus padres tuvieran noticia de ello. Procedieron al reconocimiento de la cama, encontraron el cadáver de la desgraciada criatura envuelto en unos trapos, y a pesar de lo manifestado por Cipriana, la opinión de los médicos que practicaron la autopsia, es que había muerto por axfísia. La madre que es soltera y cuenta 29 años es detenido y puesta a disposición del Juzgado de Cifuentes, que instruye diligencia, junto con sus progenitores Ignacio y Vicenta, por suponerles encubridores del infanticidio».
Otra de las actividades de la Guardia Civil era la persecución de» la venta ilegal de aguardiente«.
El 11 de noviembre de 1908 el Administrador de Hacienda de Guadalajara, F. Javier Aparici, autoriza la “subasta de los efectos aprehendidos por la Guardia Civil del puesto de Arbeteta”, que tiene lugar en Zaorejas el 16 del mismo mes. Consta de 3 lotes: 1º: 100 litros de aguardiente anisado y 4 barriles de madera, 2º: una burra cerrada de pelo cárdeno, y 3º: un burro cerrado de pelo negro.
El 23 de abril de 1910, el mismo Administrador, autoriza la subasta simultánea en la Administración de Hacienda, y los Ayuntamientos de Morillejo y Ocentejo, “de los efectos aprehendidos por la Guardia Civil del puesto de Arbeteta” a Gregorio Sotodosos. Consisten en tres lotes: 1º: 96 litros de aguardiente, 2º: una mula negra de mediana edad, y 3º: un burro de pelo pardo, cerrado, de regular alzada.
Al igual que el aguardiente, la destilación de las bayas de enebro requerían autorización de la Administración de Hacienda, por ello, el 2 de junio de 1903, según narran las crónicas, la Guardia Civil del puesto de Arbeteta denunció a los vecinos de Huertapelayo , Pedro Salmerón, Eulogio Herráiz y Tomás Salmerón, los cuales se dedicaban a la fabricación de aguarrás sin la correspondiente licencia.
Son muchas las historias que protagonizaron nuestros personajes , algunas con final feliz y otras de una forma trágica pero siempre con un gran sentido de la obligación y el deber.